jueves, 26 de mayo de 2016

La vida regresa, a veces, y se repite...

Sí. Era un espejismo, provisional, transitorio. Todo ha vuelto a su ser, a la normalidad, a lo que venía siendo antes, hace algunos meses. Energéticamente como era de esperar. En mi línea, ningún sobresalto, lo habitual. Miles de posibilidades, volatilizadas. Los planes que nunca hice, suprimidos. Todos los miedos sentados a mi mesa. Cansancio, astenia, insomnio, la consabida alergia entre capas de falta de ánimos. Todos los caminos, las bifurcaciones, las posibilidades, las opciones y las propuestas, con límites, deleted, fuera. La vida regresa, a veces, y se repite. Quizá empiece a cansarme que se parezca tanto a otras vidas mías. Sé que toca respirar hondo, aguantar el aire, estar callada y dejar hacer al cosmos. Estoy de paso, como de invitada, hay que guardar las formas que nunca antes practiqué, mantener silencio, serme respetuosa con mis propios duelos, los cambios, los roles, nada de intervenir ni dar pasos o tomar decisiones. Aunque planes hubiera hecho, pasos había dado y señales he ido mandando. Mal, está visto. Claramente. Con torpeza y mala puntería. No han llegado, han venido de vuelta y me los han regresado. Nos proponemos no reprochar y, sin embargo, tengo la garganta llena de palabras con las letras anudadas, haciendo una bola imposible de digerir. Me procuro una sonrisa. Me la instalo. Me mando señales y mensajes...

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