Mil mujeres. Caras. Expresiones. Modos. Poses. Miradas. Gafas. Cortes de pelo. Estilos. Estados.
La mujer de los mil medios. Letras. Voces. Silencios. Risas y conversaciones. Muchas carcajadas.
La de los tubitos llenos. La desconcertada de las primeras veces. Y la sorprendida por tantas novedades. La insomne y anoréxica. La cansada que sonríe.
La que cuenta atrás con prisas, instalada en un eterno cinco de enero, excitada y curiosa. Ingénua y descreída. Impaciente. Sin desesperar. Sin correr. Con esperanzas imprevistas.
La que brilla. Con luz. Propia y ajena. En todas partes. La que sabe, intuye y adivina. Sospecha, deduce, comprende. La que cree, también, en fuerzas inexplicables, destinos, casualidades inexistentes. En el cosmos de otras vidas y en hilos rojos.
Mujer que escucha y acompaña, testigo. Blanco y negro. Negro y blanco. Confiada, tranquila, asustada. La que cuenta y se explica y se abre y se vacía. Y entra y se va colando, se establece.
Mujer de las mil vidas y una sola historia...