lunes, 8 de junio de 2020

Esta vez está claro lo que toca...

Creo que un par de veces me enamoré como ellas. Necesito refrescar la memoria, estimular la piel y todos los sentidos, que surja la indisimulable sonrisa de idiota y se despierten todas las mariposas que me habitan. Es el objetivo. Sin presiones ni mucha prisa. Pero es el lugar al que apunto, poniendo borroso el entorno, difuminado. Tengo previsto volver a enamorarme como lo hacen las locas...

Aprender a amar. Saber qué es lo realmente importante, sin traiciones ni dejadez, ni egoísmos o sacar provecho, generosamente, conscientemente, porque el corazón manda y te dejas llevar. Como entonces, como aquella vez, como cuando la vida fluía para sorprenderte. Con transparencia y todas las ganas, recíprocamente, confiando sin recelos ni dudas, volcada. Ciega y serena.

Solamente ese par de veces la realidad superó cualquier ficción y viví y sentí y, tan cierto, acabé padeciendo. Los caminos recorridos y que me trajeron hasta aquí [como madera de deriva, a veces] deben haber servido para advertirme que los finales existen. Pero hay que aprender a hacerlos bonitos...

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