miércoles, 21 de octubre de 2020

Batida...

Como si fuera una fruta madura, un mango, una fresa o un plátano, por ejemplo. 

He dedicado hoy una hora completa, una vuelta al reloj analógico, sesenta largos minutos sin cobertura en un sótano frío, color crema y demodé, sabiendo que todo ese tiempo iba a ser irrecuperable. 

Me he levantado incluso, tan educada como extrañada, a consultar con las chicas del mostrador si había un error, una omisión o mis papeles perdidos. Pero no: una urgencia se adelantó y retrasó la tarde. 

Nunca olvidaré el mensaje que colgaba en la pared frontal de una prestigiosa clínica de la ciudad, que visitaba una vez al mes durante mis embarazos [y los que se truncaron], y que decía: "No se impaciente si la hacemos esperar, por favor. La próxima vez, podría ser que la estuviéramos atendiendo a usted", o algo así.

Podía dedicarme hoy ese espacio de mi vida sin prisa porque lo había blindado en la agenda [lo primero es lo primero y ¿qué me dices de la salud?] pero sabía que mientras iban entrando mensajes a mi celular que no podía atender ni responder. Eso de por sí ya suele generarme intranquilidad. Me he calmado con plena consciencia, he respirado hondo un par de series, he reclinado la cabeza en el sillón y contra la pared y me determiné a usar como arma mi paciencia para enfrentarme a la espera y a lo que sospechaba que había de venir.

Me llamaron incorrectamente por mi apellido, como suele ser habitual y para mi desesperación y la de toda mi estirpe, para hacerme entrar en una sala todavía más fría y desangelada. Me desvestí, me puse la bata [¿anudada delante o detrás? como quieras porque no tiene importancia...], me quité todo lo metálico y me condujo al lugar en el que estaba el "monstruo". Al ver el aparato...:

-Perdona, pero en la documentación que me habéis hecho llenar he indicado que tengo claustrofobia -le digo con cara de pánico y los ojos fuera de las órbitas, además de con impaciencia mal disimulada, como si ella tuviera alguna culpa.

-Eso se pone para que lo sepamos pero solo tenemos esta máquina y no podemos hacer nada. Ven y pruébalo. A ver...

He sabido que ésta vez no iba a poder. En el pasado sí. Mentalizada y estable, confiada y tranquila. Pero no hoy. No ahora. De ninguna manera. No y no.

Me ha introducido veinte o treinta centímetros en la corona circular, mal contados, ni llegaban, y he comenzado a hiperventilar mientras levantaba la mano derecha diciendo que no. De manera simultánea, todo. Y me he rendido. A la evidencia y al reto.

Hoy han podido conmigo. Me han batido. Como a una fruta madura...

2 comentarios:

  1. Señora sparkling escribe usted ultimamente con una asiduidad tal q como me despiste tengo varios poat sin leer.
    Coincido con usted en varios de sus comentarios del post.
    Seguro q en otra ocasion sera usted la vencedora y salga integra y sin batir.
    Besos

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    1. Gracias, Noor! se trata de expresar mis cosas. Un placer saber que me lees... :) Sigue pasándote. Estás en tu casa!

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