Ningún interés en reconocer que estoy dando un paseo por el fondo, con los pies embarrados hasta las rodillas. Que lo hago a conciencia porque sé que es lo mejor que podía sucederme. Y hay que hacerle frente: a pecho descubierto y por mi cuenta. Sin apoyos ni ayuda ni muletas.
Me trago mis momentos vacíos y estoy conmigo. Me concentro en escuchar activamente, en participar entre protagonismos no solicitados e inesperados, en aprender.
Luego una llamada emocionante con la agente de viajes que organiza cosas. Un par de veces, in fact. Existen dudas.
Y malas noticias procedentes de casa, como para no variar ni dejar que me acostumbre a los equilibrios de quince minutos. Así que he protagonizado un viaje extracorpóreo: mi cuerpo aqui, mi cabeza en casa. Mal asunto cuando te habías propuesto implicarte al máximo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No serás de l#s que creen que intimido y por eso no comentan nunca, ¿verdad? :) ¡¡Venga!! ¡¡Anímate!!