Alguien ne llamaba “la niña más nostálgica del mundo”. No es mi modo habitual pero confieso tenerlo. El modo y la nostalgia, también.
Leyendo por ahí he descubierto que hay heridas heredadas, de nuestros ancestros, de los secretos familiares, que le tocan a una sin saber bien por qué. Y nos perpetuamos así. En nuestro papel estelar.
Es obvio que mi vis social o de bufón de la Corte es más interesante, generalmente. Hasta a mi me lo parece, desde dentro.
Una hace lo que puede con lo que tiene, con las cartas que le han repartido, con una baraja que ha partido mal en algún momento. Sin saber.
Muero de ganas de reir. De sonreír y sacarle partido a esta vida que a veces se hace adorar y otras da tanto miedo. Tanto, tanto. Como para querer abandonarla.
Hoy es el típico día en el que me pondría a escribir un haiku. Así. Sin más…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No serás de l#s que creen que intimido y por eso no comentan nunca, ¿verdad? :) ¡¡Venga!! ¡¡Anímate!!