martes, 10 de febrero de 2009

Velada...

Sigo sin poder ir al gim. Remiten las molestias pero están ahi. Junto con mi personal preocupación de que algo anda mal. Este finde no me gustaría perdérmelo por esta razón. Serán días largos, de muchas horas de deporte seguidas, de pequeños retos y competiciones. Y quiero sentirme bien. Imagino que tod#s l#os pacientes que pueblan las camas de los hospitales, clínicas y ambulatorios estarán pensando lo mismo. Vale. Pero, por favor, que las molestias remitan solo esos dos días. Luego ya me ocuparé de solucionarlo si no basta con este reposo que me empieza a reconcomer. Quiero moverme y sentir agujetas otra vez. Cambio. Anoche fue exrtraño. Mi descendiente menor pidió ir a estudiar, cenar y dormir a casa de una amiga. No me gustan ese tipo de desórdenes pero creí que era adecuado porque así la amiga tenía el libro, los apuntes y el resumen para poder preparar el control de hoy, que los había olvidado en el colegio. Con ello, mi descendiente mayor se descubrió solo en casa y, después de encender algo parecido al incienso en el salón, me sacó todo el partido que pudo: preparación de dictado, resumen de un tema para control de mañana, repaso de la materia para él [y ya para mi] más compleja. Luego una cena a la carta [les suelo preguntar qué prefieren, aunque mucha gente piense que eso no hay que hacerlo y hay que servirles lo que proceda. Dentro del equilibrio que persigo en su dieta y de las limitaciones que tenemos (el bogavante, la carne de canguro y de tortuga todavía no las he podido -por una u otra razón- incorporar a su dieta), prefiero que me informen de lo que su cuerpo les pide. Soy de las que creen que las apetencias reflejan ciertas carencias orgánicas. Y me gusta poder satisfacerlas, como si fueran adultos, que ya casi son...] y algo de televisión, él con su psp y sus nuevos juegos. Compartimos sofá y alguna frase espaciada, corta e insustancial, además de otras interjecciones que sin lugar a dudas manifestaban enfado por el desarrollo de su carrera de quads, que todo el mundo se le caía encima y no le dejaban ganar (¿?). Quizá lo más relevante fue su compañía, que normalmente se pasa todo el tiempo en su cuarto. Y, yo se lo permito, pero le echo de menos, aunque él no lo sabe. Una agradable velada, tranquila. Es un buen tipo...

6 comentarios:

  1. Desde luego que no es lo mismo alimentar el organismo de un adulto (o casi) que el de un niño, pero en eso de los afectos... no hay edades y hay que darle al cuerpo todo lo que se pueda dentro de lo que pida (o viceversa). Las veladas tranquilas son un postre equilibrado que te dejan siempre buen cuerpo y mejor mente, sobre todo con la familia.
    :-**

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  2. ¡¡Qué extraño todo!!
    entre todo lo de cada día
    notaba que algo no llegaba.

    Al principio no me daba cuenta
    pasado el tiempo I miss something
    algo faltaba.

    Decidí salir a buscar
    y sólo encontré una puerta
    sin llave, sin pomo, sin nada.
    Cerrada.

    Desangelado fui a tu antigua casa,
    donde naciste, donde me dejaste huella
    y donde seguro encontraría algo.

    Allí me quede pensativo
    sin saber que camino
    sin saber hacia donde andar
    recordando que hacer en el futuro
    con mi pasado.

    Mientras pensaba una estrategia
    dando petit steps.
    De pronto ¡¡Back!!
    Why, not know
    no questions no explanations
    ¿Qué extraño?
    Te he extrañado...

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  3. Pero, cómo? No le das bogavante? Uy...ya lo descubrirá.

    Bonita forma de cerrar el día. ¿Por qué no le dices que le echas de menos? Es bonito, oirlo, digo.

    Como lo es estar acompañada. Me alegro del cambio.

    Beso.

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  4. Olga: cierto, cierto. Me cargó de energía como no podía ni imaginar... Y aún me dura! Gracias por volver.

    Lector: se agradece, mucho, el comentario/explicación. No sabré contar cuán recíproco ha sido... :)

    Lareth: empecé con los percebes y no les gustaron ;) ¿Sabes? siguiendo tu consejo, se lo dije esta mañana: anoche te eché de menos en el sofá del salón. Ha sonreido, tímido. Beso agradecido.

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  5. a mí me encanta el bogavante, pero los percebes no. Haz la prueba :)

    bonita velada, sin duda

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  6. Jei: una buena noticia. El marisco -ya lo sabes- no engorda. Pero tiene colesterol... :(

    Besos y burbujas.

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