Hay días... como este, a veces. Largo, difícil, agotador y enredado. Una llamada telefónica familiar que solo podía anunciar ceremonia me ha despedazado un paréntesis planeado lejos. Me he cortado el pulgar izquierdo y simultáneamente se me ha caído una lágrima, como quien pierde un billete de metro o el papel con una lista de compras que hacer. Todavía no sé si es por el fastidio, el dolor del corte, el día completo, mi agotamiento, esta ansiedad o la impotencia. O todo junto. En silencio, discretamente. La lágrima. Solo ha resonado detrás de la caja torácica y me ha parecido un estruendo ensordecedor. Una lágrima que horas antes alguien mutó en risa. Alguien que hace fáciles las confesiones más personales y, me atrevo a decirlo, íntimas. Que comparte ideas e ingentes cantidades de palabras, algunas de las cuales totalmente nuevas y a veces sin significado conocido, solo utilizadas por la fonía, por la rima. Que regala poemas como si el arte fuera fácil de crear...
Los días largos son larguísimos.
ResponderEliminarYa sanó todo?
ResponderEliminar:)
Mizar
joé, me he leído tu última semana de posts del tirón y aix, no sé, se me cuela una mezcolanza de sensaciones.
ResponderEliminartransmites, mucho. Y siempre me dejas unos segundos en babia, bombardeada por pensamientos y emociones.
Jei: pero bueno! ¿tú no sabes que la lectura de tirón está contraindicadísima? si es que a veces pareces nueva, Jei... Gracias, guapa. ;)
ResponderEliminarEsas lágrimas...por favor.
ResponderEliminarQue REsuene la RIsa. A ver?
:)
Beso con mueca. A lo Clark Gable.