jueves, 9 de diciembre de 2010

De barcos y nidos abandonados...

Nada tan fácil como dar opiniones sin conocer ni sentirse comprometid#. Todo está bien, me repito. Y es así de aburrido. En algún momento me hierve la sangre y en otros muchos la mente. Me aparto de tus recuerdos a manotazos certeros y no quiero recordar que el Guadalquivir se ha salido, como yo alguna vez, de madre. No te habrá alcanzado, por supuesto, me tranquilizo. Seguirás una plácida existencia trufada [sugerente palabra, esta] de anécdotas y probablemente escapadas, a tu manera, como siempre, sin decir verdades como puños en lo sustancial y lanzándolas a la cara en los detalles nimios como al hablar de sentimientos. Tú, que deberías aprender tantas cosas, como a no doler ni por acción ni por omisión, técnicas ambas que dominas con maestría. Ni lo sabes. Sigues y dejas que tu nariz salga de la madriguera en busca de nuevos olores que perseguir. Así, con la oferta, resulta fácil que surja un bien de consumo mejor que el actual, tan visto, tan aburrido, tan poco estimulante. Y te vas, dejando atrás cualquier otra cosa, como un amor hundido. O algo así...

2 comentarios:

  1. Y yo que estoy convencida de que ciertos seres no merecen ni la energía de traerlos a nuestro recuerdo...

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  2. Bienvenida, Mármara. Un placer.

    Ya sabes: una forma como cualquier otra de quemar calorías... ;)

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No serás de l#s que creen que intimido y por eso no comentan nunca, ¿verdad? :) ¡¡Venga!! ¡¡Anímate!!