Como un barco sin piratas, vacío; derivando. A merced de vientos, olas y mareas. O como un desierto: soledad y desolación y solo la nada. Hoy también me he sentido, por momentos, como la estación: en evolución pero sin adivinar finales, con fecha prefijada, a pesar de tenerla. Y ahora, entre cumpleaños, letras y músicas y nostalgias que atacan a traición, aprovechando los cansancios, la presión y el fin de la cuenta atrás, ya ni me entretengo en explorar mis aledaños, por la certeza del resultado y la inexistencia de dudas. Ni las más pequeñas e insignificantes. Convulsa, esta existencia. Apresurada, también. Qué distinta a la de la vida en los desiertos...
Los barcos no son lo mismo sin piratas. Y los piratas siempre tienen barco. Lo sé de buena tinta, sparkling. Esa comparación no vale.
ResponderEliminarVocación de tuareg? Tuareg azul de indantreno?
Un beso hasta ese desierto.
Los barcos piratas no tienen piratas cuando han perdido la batalla. ¿O no has visto pelis de esa época? ;)
ResponderEliminargorgona?
ResponderEliminar:)
Mizar
¿Gorgona?
ResponderEliminar:)
Creo que has estado trasteando en las cajas de Pandora de los recuerdos... Buff! Cuidado, que son peligrosas!!
ResponderEliminarMe has recordado también a Sabina, y supongo ya que sabrás de qué conocida canción se trata...
Por cierto, que sepas que sobre la arena del desierto se mueven muchas cosas que no logramos ver... Solo hay que estar atentos y cazarlas con los ojos al vuelo! No te digo más...
Un abrazo