Siempre ha sido mi asignatura pendiente y lo sigue siendo. Hacer inmersión en un país y otra lengua por 48 horas es un ejercicio de concentración y de atención agotador y, según se mire, hasta sublime. A mi me devuelve siempre al primero de los escalones, empezando por abajo, me da una lección de humildad y me recuerda que soy una mota minúscula que se desplaza a merced de las corrientes de aire. Y, además, la sala de hoy era majestuosamente imponente, de las que quitan respiraciones, a pesar de que la decoración fuera más que discutivle, como el asunto a dirimir. El balance es positivo pero solo de manera moderada. Esta vez una cuarta parte era yo y representaba a nuestro género [como he podido, carmaba, ya me hubiera gustado hacerlo a la perfección pero mucho me temo], así que hoy me he sentido ligeremente más igual [por igualdad numérica, claro, sin dudas]. Me persigue la sensación de que el mundo giraba al triple de revoluciones que yo, que estaba como alejada de todo y se me ha hecho infinito. Ni un minuto para elegir una fragancia o los chocolates o la tontería que muestra y demuestra que, en efecto, encontraste ese minuto, precisamente y pensaste en el/ella/ellos/ellas o lo que sea. Eso me hace sentir mal...
Han pronunciado tu apellido. Y se me ha detenido el alma. No se hablaba de ti, no te conocían, tampoco van a conocerte jamás y nada te relacionaba ni con el lugar ni con el momento ni con el sol que brillaba a pesar de que en España el territorio recibía tormentas y lluvias. Han dicho tu apellido por coincidir con el de otro alguien y he sentido el golpe seco en el estómago, que se ha introducido levemente hacia adentro. He mesado mi cabello, he mirado hacia los espléndidos zapatos italianos de mis tres acompañantes y me he sonreido con nostalgia. Si, he pensado en ti, consciente de que no estabas y de que a mi regreso de esta [solo para mi] larga ausencia no ibas a estar más, ni tampoco, ni como siempre, ni esta vez. Ni nada. Y, efectivamente, no te he llamado a ti en el trayecto del aeropuerto a casa...
No sabes mi apellido, y no tienes mi teléfono
ResponderEliminarni si quiera sabes si pienso en ti.
Soy un ignorante ignorado.
TLS: otra vez, how long... Pero usted tiene mi correo, do you remember? Best.
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