He conducido hacia otras direcciones y he viajado en compañía. Un paseo por el cielo, entre azules desvaídos y reflejos de sol en el agua de una piscina desierta. Mal entorno para una concentración. Y largas conversaciones de puesta al día y extensas comidas de un tono variado sobre asuntos sobre los que finjo estar interesada o haberlo estado en el pasado mientras solo pienso en ti, como cantaba Víctor Manuel, entre tarareos y una voz poco adecuada para el canto. Caras amigas y momentos de soledad, agradecida. Simultaneando voces, letras y escuchas en directo acerca de temas consabidos que aprendí en un lejano pasado que se me aparece nublado, oscuro y alejado, como corresponde a todo principio en un momento dad0. Participando, a pesar de la fuerza del corazón latiendo nervioso, como pidiendo que me abstenga, pero ahora ya me resulta imposible callar. La diferencia de hoy me ha hecho recordar otro momento igual unos años atrás, en los que pude salir a escape del lugar para salir a tu encuentro, arañando minutos, alargando el tiempo y cruzando la ciudad para estar veinte segundos en tus brazos con las manos entrelazadas y la respiración acelerada...
A veces está bien no tener que escalar montañas ni viajar por galaxias...
ResponderEliminarA veces la vida nos da un respiro y nos pone las cosas fáciles.
Menos mal, sparkling.
Beso.