sábado, 12 de enero de 2013

Y es que es tan difícil saber de ti...

A veces hay cosas que se mueven, que se revuelven, sin querer. No soy de querer revisitar tristezas y, sin embargo, lo hago de tanto en tanto. Creo que hacía tiempo que nada retornaba con tanta fuerza como todo lo que quedó pendiente: las palabras, las caricias, los silencios y las miradas, además de la complicidad de compartir los enormes secretos de la vida, los descubrimientos, las felicidades. Todo eso ha regresado de repente y se ha instalado en mi día, mezclándose con todo lo que en su momento compartimos; un sábado cualquiera, como el de hoy, tan frío, tan húmedo, tan distinto... He regresado a un hotel de la playa, he visto la habitación y la king size con sábanas de seda [un capricho que nos acompañó durante todos los trayectos, muy recomendable, por cierto], he paseado descalza por una arena rubia, fina, fría; he recordado vivir la noche, sentirle la piel entre las manos, bajo los labios, y descubrir entre abrazos que llegaba la mañana, para dormir hasta que el hambre irrumpía más en mi que en quien despertaba a mi lado... Noches infinitas, que acababan con la luz del día, suspiros y algún que otro miedo. Velas y olores, que siempre acompañaban, formando parte, con la música, completándolo todo y haciéndolo [como es de ver] difícilmente olvidable. Pasan los años y hay instantes que siguen instantes; me pregunto a veces cómo te estará tratando a ti la vida, el tiempo, el amor...

3 comentarios:

  1. Tempus fugit pero...
    :)
    Un beso, sparkling. De domingo frío.

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  2. Pero ¿qué?, Vic. ¿Qué?
    Tengo las manos heladas, sin palos ni raqueta. ;)
    Beso.

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  3. Que bien suena todo eso, si lo viviste acompañada!!!...
    Aunque no hay que anclarse en los recuerdos!

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No serás de l#s que creen que intimido y por eso no comentan nunca, ¿verdad? :) ¡¡Venga!! ¡¡Anímate!!