domingo, 10 de marzo de 2013

Hay regalos que nos mantienen en pie...

Sabré de ti lo que tú quieras que sepa y esa fue la primera lección magistral. Con esa premisa, avanzo a tientas en la creencia de que hay que estar razonablemente atenta a la información que llega a este lado del mundo. Tus buenos días fuera de hora y tus buenas noches a media tarde. Al final, la costumbre. Como la de despertar y abalanzarse a cualquier instrumento capaz de leer correo electrónico, en cualquier lugar de la casa, a media ingesta de lo que ese día me vaya a quitar el ayuno, reconcentrada, dejando para más tarde la llegado de la información general de las cosas que pasan y que necesito recibir en una jornada normal. Me gustan los correos largos, las cartas infinitas, los soliloquios, los monólogos. Que alguien se exponga y comparta los sentimientos, las costumbres, las dudas y las preocupaciones es, evidentemente, un regalo. Yo, lectora insaciable de los textos que construyes con esmero, en todos los lugares en los que presientes que te van a sobrar unos segundos. Y resulta que son para mi...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No serás de l#s que creen que intimido y por eso no comentan nunca, ¿verdad? :) ¡¡Venga!! ¡¡Anímate!!