sábado, 12 de abril de 2014

Anillo de casados...

Él es el viudo de una amiga a la que extraño a menudo. Vecino de calle. Nos vemos poco. Acabamos de coincidir en el supermercado que compartía con ella, ahora con él. El tiempo ha pasado para los dos y a él se le nota que le falta el toque femenino, que le cuiden. Barba de un par de días. A mi no sé qué me debe haber notado pero ha mostrado abiertamente cierto interés por mi. Por un igual, alguien familiar, que le comprendía, con quien hablar de ella. Alargaba la conversación, sacando temas. Movía, nervioso, las manos al hablarme de sus dos hijos adolescentes, de su cuñado ultra conocido, atropelladamemte, cada vez más nervioso. Y de pronto ví en su mano izquierda el anillo de casado. Me he fundido por dentro. Y se lo he comentado, con cara de tonta... Feliz, ha contestado que naturalmente que lo llevaba, que era suyo, que su casa estaba igual que cuando ella vivía, las mismas fotos, que no pensaba quitárselo. He tenido que hacerle callar con dos besos. Me he puesto a llorar, entre las madalenas y los palitos de pipas...

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