Soy respetuosa y maniática. Muchas otras cosas, también. Suelo dar el trato que espero recibir y sin necesidad de acordarlo previamente. Adoro la elegancia.
Mi vida empieza a ser de recorrido y llevo muchas cosas a cuestas. Algunas excelentes. Otras no. Y muchos apelativos cariñosos que ya he usado en otras ocasiones. Son usuales y comunes pero al final hay límite. Una no puede estar usando un mismo lenguaje y amasarlo como un chicle para construir palabras nuevas y sinónimas.
He venido reservando uno. Enorme y grandioso. Todo este tiempo. Durante mis décadas, mis experiencias. Estaba virgen, con premeditación y alevosía, porque había que guardarlo como un vino, para la persona especial, el sentimiento nuevo, con ilusión y escepticismo. Consciente de todas las dificultades. No sería posible ya encontrar a quien fuera a merecerlo, con lo importante que es, lo sacralizado y poco banalizado.
Vida.
Sin el consabido y manido posesivo.
Vida.
Hasta hoy. Una nueva y deliciosa primera vez...