Con el tiempo hay quien aprende a vivir con grietas y cicatrices. Otros nunca sabrán y algunos ni siquiera tomarán consciencia de que alguna vez les agrietaron.
La palabra grieta me resulta tan rotunda y decisiva e irreversible que me estremezco al leerla. Es gráfica, es acertada, es exactamente lo que queda tras un episodio triste, de cualquier tipo. Como una ausencia. O un abandono. O un amor que no pudo ser.
Te agrietas y la mirada se vuelve un poco menos brillante y la piel se apaga y te pasa un camión por encima. Te agrietas y aparece una arruga que antes no estaba y la sonrisa es más difícil y se cae imperceptiblemente. Al vacío.
Pero se te agrieta hasta lo invisible. El alma. El corazón. El sueño. Los sueños también.
Y por fuera es muy fácil reconocer a alguien agrietado. Sonríe poco y de manera nada convincente, mirada triste y distraída, como desconcentrada y sin interés. Un panorama, vamos...
Hay ausencias q son grietas permanenentes de esas partes invisibles de nuestro ser..alma..sentimientos..pensamientos..y normalmente dejan huella visible..externa..esa tristeza permanente q incluso ni una sonrisa puede borrar.
ResponderEliminarEsas grietas nunca se cierran.
Hay otras grietas q el tiempo transforma en cicatrices...q van poco a poco desapareciendo aunq siempre dejan pequeñas señales..huellas de su anterior existencia
En todo caso q tengamos cicatrices....pero nunca grietas..
Ya se sabe señora Sparkling..la vida es una aventura