Al final, haciendo balance, te das cuenta de algunas cosas. Solo hay que detenerse y pensar que durante un momento [largo, muy corto] formas parte de otras vidas y también tú les sucedes a otras personas.
Pero de pronto todo se corta y termina y os desaparecéis. A veces para siempre.
Pienso que le damos poco valor a los momentos bonitos de armonía. Y nos excedemos dando importancia a los horribles.
Eso me invita a prestar más atención, a valorar y agradecer, a estar más receptiva, a improvisar y a imaginar una vida más libre.
Estamos dónde queremos estar y, sin ninguna duda, siempre elegimos la compañía.
Aunque a veces no lo hagamos muy bien…
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