No sé bien si somos materia o energía. Leo un libro que cuenta que somos átomos y que, una vez nos relacionamos, ya estamos conectados de alguna forma para siempre.
No sé decir. Con determinadas personas sí existe esa suerte de conexión. Con otras, arcadas.
Pero la entrada de hoy es para dejar constancia de lo deprisa que pueden cambiar las cosas. A veces se pasa del abismo a la luz del paraíso turquesa, sin apenas soplar. Por sorpresa.
Y aquí estamos, paseando entre arenas blancas y aguas transparentes...
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