A mi Ripley me está fascinando. Será el momentum...
Pero la fotografía, casi más allá del propio relato, y el blanco y negro me están enamorando.
Las imágenes bajo el agua de uno de los episodios son, para mi, espeluznantes. Un tipo que le tiene pánico al agua cae de una barca mar adentro. Fin del spoiler.
A mi últimamente me da miedo el mar, las profundidades. Más de una vez, al darme la vuelta después de nadar hacia adentro, me ha dado por sentir que era incapaz de llegar a la playa.
Te sientes desnuda, sola y piensas que la muerte está, entonces, asegurada (porque lo está, claro; en general).
Y ese vaivén del agua de mar, ya no las olas suaves en la playa cuando el mar está tan en calma como una balsa o un lago, el mar intenso de olas compactas de varios metros, es exactamente cómo hace que me sienta la vida.
La de ahora, quiero decir.
Un zarandeo, nada es ya previsible o seguro, todo mutable y cambiante e imprevisto e impredecible.
Lo contrario de lo que a una parte de mi le gusta y necesita.
La otra (parte de mi) está encantada, claro.
Hay certezas, sí.
Y una montaña de incertidumbres que hacen imposible planear o trazar algún plan para el futuro más inmediato.
A veces siento miedo...
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