Los días transcurren despacio. Uno detrás de otro. Dirás que eso siempre ha sido así.
Por supuesto.
Pero me refiero a que tomo conciencia de cada momento, de cada hora, de cada noche. Como nunca antes.
Planifico despacio. Intento llenar y ocupar cada minuto.
Voy más despacio.
Respiro más hondo.
No lo hago demasiado bien, todavía. Lo de la conciencia, quiero decir.
Tendré que hacer listas de deseos de cara al nuevo año.
Cuando recupere la claridad mental que ahora he perdido.
No recuerdo lo que acabo de decir, lo que me acaban de decir. Razono mal. Comprendo peor.
Cuestión de tiempo, me dicen. Cuestión de costumbre. Y de hábitos. De adaptación al caambio.
Soy escéptica desde siempre. Un poco pesimista, también.
Así que el futuro me da más bien miedo, en lugar de ilusión o esperanza.
Voy a concentrarme en mi respiración, va. A pensar a corto. A no ver encima de mis gafas. No hay nada que ver.
Y voy a ir tirando...
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