Aquí se viene a jugar con las palabras. A vaciar nostalgias. A comprender miradas y silencios. A compartir sin disfraces. Con seudónimo pero el alma verdadera...
domingo, 27 de diciembre de 2009
Uno de esos días...
Otro de esos domingos mezclado en frío con otra de esas sensaciones de soledad rota por una voz, entrando a través de un cable, directamente a mi cerebro. Como cocinar un sueño o preparar el entrante, mientras se comenta en voz queda el plato principal, que ya queda solo a tres días vista. Y la impaciencia se nos come despacio, a la misma velocidad de los acontecimientos. Qué días más sorprendentemente previsibles y anodinos. Ya no me sorprende ni la navidad...
miércoles, 23 de diciembre de 2009
Valoraciones...
Confieso que a veces siento vértigo al pensar en comenzar un nuevo año igual a este. Si me encuentro fuerte [no tiene mérito] me atrevo con todo, incluso con esta actividad frenética y el no parar. Pero, en caso contrario, me asaltan los temores y no quiero pensar con cuidado para que no desfilen las razones. No fuera a cambiar de opinión.
He escuchado recientemente en alguna parte [y no consigo recordar dónde ni de quién, pero ya recordaré...] que la cabeza el corazón y los sentimientos debían estar alineados para funcionar. Nada marcha bien si alguno se aparta del eje vertical a partir del cual somos simétric#s [unas más que otras, que yo arrastro un problema lumbar...]. Y también confieso que no he querido detenerme ni un segundo en saber si esos tres elementos cruciales en mi están tirados con regla o se alejan de sus alineaciones naturales. Me da miedo descubrir mis respuestas y que todo se me tambalee.
Sigue lloviendo una fina lluvia que se superpone a un plano abierto de cielo gris con enormes nubes. Todo está mojado y tiene un color distinto. La carretera brilla y regresa luces encendidas, a pesar de que es tan temprarno, en la mañana.
Pienso que tendría que ser menos generosa con las palabras. No lo hago nunca, pero cuando algo me devuelve alguno de mis antiguos posts [aparte de constarme mucho saber de lo que estoy hablando] me encuentro como muy larga. Podría ser más concreta. Lo sé. Podría ser más alta, también. Pero son cosas que no sé cambiar...
He escuchado recientemente en alguna parte [y no consigo recordar dónde ni de quién, pero ya recordaré...] que la cabeza el corazón y los sentimientos debían estar alineados para funcionar. Nada marcha bien si alguno se aparta del eje vertical a partir del cual somos simétric#s [unas más que otras, que yo arrastro un problema lumbar...]. Y también confieso que no he querido detenerme ni un segundo en saber si esos tres elementos cruciales en mi están tirados con regla o se alejan de sus alineaciones naturales. Me da miedo descubrir mis respuestas y que todo se me tambalee.
Sigue lloviendo una fina lluvia que se superpone a un plano abierto de cielo gris con enormes nubes. Todo está mojado y tiene un color distinto. La carretera brilla y regresa luces encendidas, a pesar de que es tan temprarno, en la mañana.
Pienso que tendría que ser menos generosa con las palabras. No lo hago nunca, pero cuando algo me devuelve alguno de mis antiguos posts [aparte de constarme mucho saber de lo que estoy hablando] me encuentro como muy larga. Podría ser más concreta. Lo sé. Podría ser más alta, también. Pero son cosas que no sé cambiar...
martes, 22 de diciembre de 2009
Toca...
Son muchas cosas, lo aseguro. Las que hay que hacer estos días. Casi siempre las fechas recrudecen las inquietudes por tener que alcanzar elásticamente todos los extremos y las frustraciones por llegar pero haciéndolo tan mal. Y estos días son extraños de verdad. Hay una rendija que abre nuevas luces, de colores, que dan pie a alguna esperanza. No quiero entretenerme mucho soñando pero una no es de piedra. Hay aviones y hay gente. Hay paréntesis laboral, largo, deseado, imprescindible por ritual. Hay cosas que ya no se pueden ignorar y hay nostalgias incompatibles con una sonrisa. También hay lugares y riesgos y denuevo convivencia a distancia y llamadas y conversaciones breves y verdaderas ganas de desconectar. Hay más. Pero eso ahora no toca...
viernes, 18 de diciembre de 2009
Fortalezas, fortines, fortificaciones...
Algunas veces la vida te enseña que no es elástica ni infinita sino que tiene límites. Supongo que no todo el mundo es igual de fuerte y que algun#s somos muchísimo más débiles de lo que aparentamos. En mi caso, lo sé porque tuve que sentarme en la única silla que había en el box, junto a su camilla, al escuchar el discurso del médico de urgencias. Nadie imaginaba la gravedad... Y en mi caso también sé que aparento una fortaleza que no tengo pero puedo prometer y prometo que no es ni voluntario ni premeditado sino todo lo contrario...
jueves, 10 de diciembre de 2009
Aire sin comprimir...
Has marcado las calles, las luces de Navidad y el diseño de las baldosas del Paseo de Gracia. Has dejado recuerdos en tiendas y escaparates, en mesas de restaurantes y en rincones. Has pasado en silencio por mi casa y ahora venero lugares como una de las paredes de la cocina, el gel de baño que utilizamos, tu almohada y ese lado del sofá en el que descansaste para reponerte de un resfriado común. Cinco días sobraron para que dejaras tu huella en estas playas infinitas y en la acera del lado mar del Eixample, por ejemplo y sin ir lejos. Has venido y te has llevado el aire que me llenaba. Estoy deshinchada...
lunes, 7 de diciembre de 2009
Pertenencias y poco más...
De repente un paréntesis y la ilusión de proyectarnos hacia arriba en otro lugar, cuidando el detalle de no abusar de tanta proyección, que nos aleja de las realidades múltiples entre las que vamos discurriendo. Me acuesto, me giro, te encuentro. Mi brazo envuelve por debajo y te acercas, te acoplas, te encajas, perfectamente. Hay relojes y prisas y obligaciones y alguna caricia inevitable. Transcurre la noche, tan breve, y reapareces, tan cerca, como olvidada por los sueños que me alejaron un poco, solo un momento, de mis propias sensaciones [el tacto, el olfato y algún otro sentido, que he sentido durmiendo]. El día amanece naranja, rosado, y le recibimos desde la terraza, fría en invierno. Y nos fijamos y percibimos, los colores, las presencias, la novedad. Si todo dejara de ser extraño e infrecuente, dejaría de ser una maravilla. Estoy metida en un profundo convencimiento de esa percepción, desde siempre. Y tú no, desde el primer día. Pero ni siquiera eso puede incorporar un centímetro de alejamiento. Solo podría un alguien lejano, que sobrevivie tu ausencia en algún lugar de la costa, intentando continuar viviendo con dignidad, sin reconocer errores ni ausencias ni ganas de regresar a ti. Pero esa es otra historia que tampoco quiero acariciar porque no me pertenece...
jueves, 3 de diciembre de 2009
Han vuelto recuerdos...
Ha vuelto el sueño y tengo frío. Y ganas de que el tiempo se acelere un poco, algunas horas, no mucho más. Y de que comience un breve paréntesis de novedades en mi propia casa, sin tener que recorrer distancias, sin apenas moverme.
Hoy he vuelto a recordarte. Pero esta vez no es lo de siempre, no. Introduzco un nuevo personaje a mi agenda, del que no creo haber hablado antes. No sé cómo bautizarlo porque no he pensado todavía en ello y porque luego olvido los nombres que invento. No importa, supongo.
El recuerdo ha venido hoy al atar unas informaciones de que he dispuesto todo el tiempo [años, algunos], sin valorar. Y es el hecho de que, poco después de nuestra ruptura definitiva, tomara la decisión de estudiar algo absolutamente distinto a lo que es [y sigue siendo, a pesar de la breve incursión intrusista] su profesión. Y esos estudios fueron lejos de nuestra ciudad y hoy entendí, combinando esa decisión con otros datos, que se ahogaba aqui y encontró el pretexto para desaparecer.
El ahogo venía motivado porque [y por ejemplo], a pesar de no mantener ningún contacto y emplearnos muy a fondo en que así fuera, acudiera a la hora exacta en la que se recoge a los niños en el colegio y observara en la distancia, por ejemplo, que yo seguía fumando, adelgazaba, cuánto crecían mis descendientes o si me marchaba de fin de semana. Esas observaciones fueron confesadas por escrito alguna vez, con lo cual yo vivía sintiéndome permanentemente observada, en cualquier lugar, como si la persecución fuera tan seria, tan absoluta, tan poco accidental [supongo] como debió ser. Conociendo los antecedentes de su personalidad torturada, es fácil deducir que esa obsesión me llevó a [sin saberlo, sin quererlo] protagonizar su vida. Hasta que decidió desaparecerse del escenario y buscó otro, ni muy cercano ni muy pequeño sino casi lo contrario y con otra lengua de las mayoritarias.
Pero ha regresado, hace tiempo ya y se bloquea, se protege y parapeta, no da datos y se me esconde. Aprendí que por nuestro bien, el del plural que una vez conjugamos con felicidad y una sonrisa enorme, no debo hacer ningún intento de acercamiento, ni siquiera el más sutil y discreto.
Tendré que seguir disimulando que de vez en cuando todavía pienso en ti...
Hoy he vuelto a recordarte. Pero esta vez no es lo de siempre, no. Introduzco un nuevo personaje a mi agenda, del que no creo haber hablado antes. No sé cómo bautizarlo porque no he pensado todavía en ello y porque luego olvido los nombres que invento. No importa, supongo.
El recuerdo ha venido hoy al atar unas informaciones de que he dispuesto todo el tiempo [años, algunos], sin valorar. Y es el hecho de que, poco después de nuestra ruptura definitiva, tomara la decisión de estudiar algo absolutamente distinto a lo que es [y sigue siendo, a pesar de la breve incursión intrusista] su profesión. Y esos estudios fueron lejos de nuestra ciudad y hoy entendí, combinando esa decisión con otros datos, que se ahogaba aqui y encontró el pretexto para desaparecer.
El ahogo venía motivado porque [y por ejemplo], a pesar de no mantener ningún contacto y emplearnos muy a fondo en que así fuera, acudiera a la hora exacta en la que se recoge a los niños en el colegio y observara en la distancia, por ejemplo, que yo seguía fumando, adelgazaba, cuánto crecían mis descendientes o si me marchaba de fin de semana. Esas observaciones fueron confesadas por escrito alguna vez, con lo cual yo vivía sintiéndome permanentemente observada, en cualquier lugar, como si la persecución fuera tan seria, tan absoluta, tan poco accidental [supongo] como debió ser. Conociendo los antecedentes de su personalidad torturada, es fácil deducir que esa obsesión me llevó a [sin saberlo, sin quererlo] protagonizar su vida. Hasta que decidió desaparecerse del escenario y buscó otro, ni muy cercano ni muy pequeño sino casi lo contrario y con otra lengua de las mayoritarias.
Pero ha regresado, hace tiempo ya y se bloquea, se protege y parapeta, no da datos y se me esconde. Aprendí que por nuestro bien, el del plural que una vez conjugamos con felicidad y una sonrisa enorme, no debo hacer ningún intento de acercamiento, ni siquiera el más sutil y discreto.
Tendré que seguir disimulando que de vez en cuando todavía pienso en ti...
miércoles, 2 de diciembre de 2009
Opciones...
Se abren cientos de posibilidades durante más días de encuentro de lo que suele ser habitual. Conjugaré el verbo esforzar para que nada interfiera ni se interponga ni haga decaer ilusiones. Pero veces anteriores ha sido totalmente innecesario, incluso cuando superamos la quincena y eso suceda una vez añ año. La distancia todo lo relativiza, hasta el tiempo, y puede llegar a detenerlo, alguna vez. Cuando te miro a los ojos. Al ver cómo te alejas con la maleta rodando a tu lado. Con el primer abrazo de cada reencuentro o el sabor de una nueva comida. Detenido, todo. Menos tú. Menos yo. Moviéndonos, por dentro. Como queriendo parar la ebullición interior, la efervescencia, las llamadas del silencio tanto tiempo contenidas e ignoradas. Cientos de posibilidades, decía, que llenan cada minuto, aunque terminen no siendo, no llegando a ser o siendo simplemente imposibles...
martes, 1 de diciembre de 2009
Desamigarte...
Entre todos hemos acuñado un nuevo término. Desamigar. Y ya está siendo reconocido en diferentes idiomas. Desamigar es suprimir a alguien de una red social. A alguien a quien previamente agregaste.
Pero yo no sé desamigar. Ni en la vida real ni en esa virtual tan apasionante que la mayoría tenemos abierta.
Soy tan torpe para eso que mantengo activas, abiertas las fichas completas de amigos, familiares y/o colaboradores que han fallecido.
Y cada vez que leo alguno de esos nombres me estremezco.
Pero me temo que soy incapaz de darle al delete y acabar con ellos para siempre.
Al menos pienso que les recuerdo de vez en cuando. Y no les olvido...
Pero yo no sé desamigar. Ni en la vida real ni en esa virtual tan apasionante que la mayoría tenemos abierta.
Soy tan torpe para eso que mantengo activas, abiertas las fichas completas de amigos, familiares y/o colaboradores que han fallecido.
Y cada vez que leo alguno de esos nombres me estremezco.
Pero me temo que soy incapaz de darle al delete y acabar con ellos para siempre.
Al menos pienso que les recuerdo de vez en cuando. Y no les olvido...