jueves, 5 de noviembre de 2020

Furia...

De lejos. De espaldas. Desde otras habitaciones. En la calle. Sin vocalizar. Con un hilo de voz. Con displicencia. Como si fuera lo normal. Hacia abajo. Sin respirar. Todo seguido. Plano, sin entonación. Tras una puerta cerrada. Muy grave. Desde muy abajo, desde tan arriba. Susurrando. A media risa. Con viento.

Os pensáis que sí. Pero no! No os entiendo. No os oigo. Debo pedir que lo repitáis. Una o varias veces. No comprendo lo que me decís o preguntáis. Crispante. Desesperante. Los acúfenos no paran de aumentar, de superponerse, de añadir agudos nuevos. Hasta en eso me parezco a ella. Me lo hago repetir todo. Me enfurece. Y cada día me aislo un poco más...

martes, 3 de noviembre de 2020

Pequeño listado de cosas buenas...

Recientemente me han enseñado que la vida hay que navegarla, agradecerla, sonreirle, disfrutarla y que es un cúmulo de cosas muy pequeñas. Diminutas y minúsculas, a veces. Como un helado de horchata. O ver la luna llena desde un banco del puerto. Hornear un pastel sin huevo y comer frugalmente después de pasear en bici por la ciudad. Leer y pensar en positivo. Sentarse con los pies colgando en un rincón del parque a comer una hamburguesa.

Que hay que mirar adelante y que solo nos tenemos a nosotros mismos, por ejemplo. Que no hay que confiar mucho en que alguien venga a tenderte la mano en caso de necesidad y que es imprescindible tener una pasión, definir un par de sueños que estimulen a crecer, y esforzarse de manera sostenida por conseguirlos. 

Que hay que ir día a día, paso a paso, partido a partido, con una paciencia infinita y sin precipitarse, reflexionando cada decisión y rediseñándose una misma si es importante, puliendo detalles grandes o pequeños.

No sé si seré capaz de asimilar y naturalizar tanta sabiduría, esa es la verdad. Pero estoy intentándolo con todas mis fuerzas, para no tropezar, para tener un camino y poder avanzar sin compartir que se mueve alguno de mis proyectos y que ayer visité un local que me pareció muy poco interesante, por ejemplo, aunque el barrio era bonito y la zona tranquila. 

Compartir. Qué palabra tan bonita...

Que la vida también avanza y hay que estar atenta y concentrada ante las derivadas y los caminos que se abren como milagros, a veces. Un mundo de oportunidades...

N.B.: es muy fácil recordar las cosas buenas, cuando las hubo. La pena de hacerlo es que a mi me hace llorar...

lunes, 2 de noviembre de 2020

El senyor de dalt...

El senyor de dalt, així li diem a casa, és un senyor gran. Perquè fa molts anys que és viu i, sobretot, perquè havia de ser un home molt alt i, probablement, ben plantat i presumit. Ara ja no. S'ha encongit i arrodonit el cap i les cervicals cap endavant, de manera força marcada. Com si exagerés.

Surt molt poc i li costa. Ha de moure's amb caminador, que ja deu fer anys que porta perquè està desballestat i sembla que, a cada pas, alguna de les potes hagi de caure. I el caminador entra amb quasi tanta dificultat com ell a l'ascensor de la finca, així que hi dedica força estona a obrir i tancar les tres portes cada cop que vol sortir de casa seva.

El senyor de dalt agraeix que esperem que vagi fent camí, al seu ritme, per la porteria, fins que arriba a la porta principal, pesant i magnífica, que ell no pot controlar tot sol. I s'espera a que entri o surti algú per poder passar el llinda amb el seu caminador, ben agafat amb les dues mans, com li devia dir el doctor en el seu moment. Pot ser que fos la infermera qui li expliqués com s'havia de dur amb seguretat per no caure.

Podria ser pescador, perquè sempre duu un barret de roba i visera petita, tot negre, que cobreix una cabellera escassa, curta i ben blanca per les canes, com la seva barba llarga i ben cuidada. També podria ser un home de camp, perquè acostuma a portar jaquetes tresquarts tot l'any. A vegades gruixudes i de color blau marí, amb botons grossos. Altres, una jaqueta de campanya de color sorra del desert. Força elegant, net i ben planxat, per ser tant gran. I per viure sol.

Perquè la casa és immensa i mai li he vist cap visita, apart de la del seu fisioterapeuta, que puja un cop per setmana. No es va casar i sembla que no va tenir fills. No li queden gaire amics i amb el porter de l'edifici no hi té una bona relació. Defuig qualsevol ajut, com si no volés que els veïns ens preocupéssim. O potser no vol que ningú el destorbi... A mi em preocupa que estigui sol i no puc ni fer-li saber.

Avui he sentit molt enrenou a la escala, a mig matí. Com que era un home tant alt, el taüt no entrava a l'ascensor i han hagut de ser cinc homes per poder pujar-lo i desprès baixar els sis pisos de la finca, amb molta dificultat i descansant una bona estona a cada replà. Sembla que aquest matí no obria la porta quan el fisioterapeuta anava a fer-li exercicis a les cames, que últimament li fallaven...

Luna llena, luna nueva...

Con las lunas llenas parece que se potencian los sentimientos y te das cuenta de que cambian las necesidades, la dinámica de la vida y los planes que guardabas en el bolsillo interior del abrigo, ahora que esperamos la llegada del frío.

Se supone que arrojamos a borbotones, como si escupiéramos, lo que nos ronda, nos duele, nos desconcierta, nos desdibuja y nos borra. Por impulso. Te quedas desnuda, vacía, sin perfil.

A mi la sensación que se me ha instalado en las vértebras es que todo lo que ha pasado está teniendo un impacto psicológico muy profundo y, siguiendo en shock, disimulamos, caminando de puntillas y mirando, nerviosos, a ambos lados, sin criterio. Sin ser capaces de calcular las consecuencias a las que nos vamos a enfrentar, irremediablemente.

Con esta luna enorme y bellísima que no pude ver sobre el mar, parece que exteriorizamos lo que tenemos en la cabeza, lo que queremos cambiar; sin mucho pensar en las consecuencias, añado yo a lo que dicen los expertos en la materia.

Sin embargo, la luna nueva, que llega en momentos de desarraigo y de colapso, es un renacimiento y una apertura, esperanza. Así que también parece que, a pesar de todo, son buenas noticias. Bastará con ser un poco más paciente, sólo unas semanas.

Sé que hay días en los que no procede, por cien mil razones, sentarse a escribir una nueva entrada en este estado. Como hoy. Mis disculpas más sinceras y avergonzadas...





domingo, 1 de noviembre de 2020

Frases bonitas, de otros...

Why do I love you?

I love you, not only for what you are, 

But for what I am when I am with you.

Not only for what you have made of yourself,

But for what you are making of me.


Es un extracto de una canción de la americana Mary Carolyn Davies, que no he encontrado, y que a su vez aparece citada en un libro de William Clement Stone que me leyeron ayer muy parcialmente mientras estaba tumbada sobre una alfombra con la mirada perdida y los pensamientos distraídos y bebía un té que no consiguió arrancarme el frío y no me dejaba chupetear por una perrita simpática que solo perseguía jugar conmigo.

Nos detuvimos en esta estrofa y nos pareció que era bonito amar de esta manera, así, como hacia el otro y hacia fuera, con generosidad, creciendo. También comentamos con naturalidad lo bonito que es amar y que te amen, a la vez, con conexión, de la misma forma. Porque si son maneras distintas no es tan bonito.

Pasear por la playa acompañada por alguien que te arropa el alma, despidiendo octubre y esperando la luna llena tiene varios efectos beneficiosos pero también entra arena en el interior de los zapatos, te despeina, te encoge y te minimiza porque no puedes dejar de mirar, ni un momento y con mal disimulado interés, los veleros minúsculos que navegan ante ti, allí, muy lejos, arriba y abajo, pensando que tal vez...