martes, 27 de abril de 2021

Luna...

Sé que esta luna llena es especial, intensa, detonante, inicio de cambios profundos y toma de decisiones. Invita a la introspección, a la soledad, a escucharse. 

Desaconsejan ser ejecutiv#, resolutiv#, proactiv#. Va, como es de ver, contra mi yo más esencial, el más básico, contra mi ADN. 

Que me pidan que esté quieta, que no avance, que no resuelva o experimente [aunque sea para seguir errando magistralmente], que solo sienta vacíos ingobernables, eso, precisamente eso, es un error. Un contrasentido.

Y a mi esta luna me está atrapando muy justa de fuerzas, al límite más absoluto. 

Aunque es cierto que una no sabe lo que puede aguantar hasta que sobreviene lo inesperado...

lunes, 26 de abril de 2021

Invisibilidad...

El día de la visibilidad he elegido el encierro. Con tres vueltas de llave, persianas cerradas, porticones ajustados. Un contrasentido, una paradoja. Y qué más dará?

Alguien muy sabio me dijo no hace mucho que reflexionaba acerca de algo simple: si vivir es esto, no me interesa. Parafraseo de memoria y la tengo escasa, floja y mala. Así que podría no ser exacta, la frase. Pero sí lo es el sentido, el mensaje. De eso estoy muy segura y convencida. Sin fisuras.

Porque la escuché sorprendida. Más que eso: estupefacta. Me abrió un mundo de posibilidades, de opciones y de puntos de vista que antes no había explorado. Seriamente y en primera persona, quiero decir.

Y es así. Los días en los que te sientes tan sola es cierto que valoras qué hacer con este desinterés profundo por ir avanzando entre zonas grises y sin ningún interés o ilusión. Dando patadas para que el reloj y sus horas vayan pasando, como pacientes en una sala de espera. Cómo hacer. Cómo gestionar los horizontes...

domingo, 25 de abril de 2021

Desabrazada...

Despierto. Abro los ojos y negro. Una rendija. No hará sol, no entra apenas luz. Me estiro interna y profundamente. Alargo el brazo. En esta inmensidad, recuerdo que estoy sola. 

Y en esta soledad, sé que necesito un abrazo. Urgentemente. De esos que envuelven como el celofán a un libro, como los papeles de colores a un regalo, como el sleever a una botella de cristal.

Un abrazo estrecho, incrustado, fuerte y reconfortante. El típico de todo irá bien pero más. El de sentir que entras en casa y alguien vigila y se hace cargo y te cuida y ya no hay de qué preocuparse. El abrazo del amante en el que confías por su incapacidad de traición, el del irrepetible e inolvidable primer amor, el de la madre que te ama para proteger la especie, el del hombre que quiere perpetuarla contigo, abrazándote.

Sí. Necesito un abrazo. Justo ahora. Justo hoy. Porque he despertado desabrazada. Desabrigada y helada...

sábado, 24 de abril de 2021

Radiografía de un momento...

Ando en busca de la calma para enfrentarme a lo que cuesta y no está en mis manos. De la compañía, de la mano, del cariño... Es probable que no sea tan difícil y que dependa más de mi de lo que quiero reconocer. Pero es que llega ahora que voy justa de fuerzas. Y estoy llena de miedos.

Es un circulo (sin ningún vicio, por cierto: es un círculo perfecto) sin principios y de final incierto. Quiero cambiarlo todo y llegar a puerto, a casa, al abrazo que reconforta. Y, sin embargo, todo se mueve y está desierto. 

Disimulo la decepción y la pena de los planes que no han sido. Trago lágrimas que no quiero que sean y tengo los ojos rojos. De normal, quiero decir. Durante un día de cada día. No puedo responder a los bienintencionados que quieren saber cómo estoy porque me vengo abajo. Y así. Muy pequeña. Muy gris. 

Me lleno y me ocupo pero nada es perfecto y la tristeza se cuela por las rendijas de los inevitables tiempos muertos. No tengo éxito volviendo a llenarlos y a menudo me siento en un rincón y tampoco puedo evitar visitar tiempos pasados. No fueron necesariamente mejores, no. Y eso es otra pena grande.

Aunque podría, no protesto ni me quejo; no me pido el papel de mártir. Reproduzco los fotogramas de éstos tiempos extraños tan difíciles de definir. Al menos yo no sé cómo explicar que vivir sin compartir la vida, las cosas buenas y las malas, es vivir menos...

Esta es la foto de una epoca incierta, que debería ser bella y completa y segura y tranquila y en calma. Por cientos de motivos preciosos. 

Y, sin embargo, me he declarado las guerras...

viernes, 23 de abril de 2021

Días que no son...

Hay días prescindibles, vacíos, en blanco. 

Que podrían no haber sido nunca. 

Que cuestan de llenar, de vivir, de pasar. 

Que hubieran podido no estar ni aparecer.

Son días duros, de los que hacen bola y cuestan de tragar.

De los que no esperas ni querrías que llegaran nunca.

Días cumbre, cima, límite, margen, final.


Hay días de caminar con los ojos cerrados, el corazón detenido.

Que quitan el aliento para no respirar más.

Que roban ganas y todos los planes e ilusiones.

Que matan un poco, que detienen los latidos.

Son días difíciles y, tantas veces, imposibles para avanzar.

De los que jamás soñaste ni pudiste intuir siquiera.

Días sin luces ni flores ni cielos ni sol.


Hay días sin ti que no son...

miércoles, 21 de abril de 2021

Cuando dejan de amarte...

 ...la vida deviene gris. Y se vacía. Dejan de llegar llamadas y el teléfono pasa a ser un objeto. Inerte. No hay planes. Y te pones un poco nerviosa, por el desconcierto, por el abandono, por la química y las endorfinas y todo lo que acaba en -ina. Casi todo.

Porque cuando dejan de amarte la vida termina un poco. Hay que volver a construir las ganas de despertar, levantar piedras en busca de motivos, diseñar excusas y explicarte tantas cosas. 

Desaparecen los proyectos [grandes, pequeños, alguno] y hay que empezar a dibujar otros escenarios, nuevos protagonistas, ilusiones. Construir costumbres.

Amar y que dejen de amarte es que una parte de ti se muera irremediablemente, para nunca volver a ser. 

Es, también, que te sientas nada en un mundo de nadies; ser invisible y traslúcida, prescindible. De pronto, tan de repente.

Cuando dejan de amarte, dejas de ser un poco lo que fuiste...

domingo, 18 de abril de 2021

I’m dating...!

Estoy conociendo a alguien, después de tanto tiempo. 

No puedo hablar de mariposas ni pellizcos ni sobresaltos. 

Pero estoy quedando con alguien, sí. A solas.

Es una mujer de mi edad y estatura. Tiene sentido del humor y le gusta practicar deporte. Por eso quedamos para ir en bici o jugar al golf. 

A veces, damos largos paseos o vemos alguna película, incluso en el cine.

Es inquieta y curiosa, se muere de ganas de divertirse, hacer alguna pequeña locura, compartir, aprender, reir, crecer. Busca bombardeos a los que apuntarse y tiene la mirada un poco triste y apagada. A veces parece asustada y pequeña.

Tiene planes de futuro y ganas de ir en serio, precisamente ahora. No sé si ella sabe la razón por la que está buscando la cala en la que echar el ancla, la isla dónde naufragar, la carrera final, los últimos brazos.

A veces, habladora y otras tan callada. Hay días que se expande y no tiene fin, mientras que en otras ocasiones parece enfadada y no suelta ni una sola vocal.

Nostálgica crónica, permanente insatisfecha, perfeccionista profesional, se diría que es una mujer difícil de tratar. 

Y, sin embargo, suelen decirme que soy simple. 

Estoy quedando conmigo, viéndome a solas, conociéndome y encontrándome. Sobre todo, entendiéndome, perdonándome.

Creo que ha llegado la hora de saber que al final de mi brazo está la única mano que me asirá cuando lo necesite, secará mis lágrimas y cocinará para mi.

La vida de decepciones está llegando a su fin. Se acabaron las ganas, los juegos, los retos y las relaciones dolientes. No más castigos ni dolor.

El amor sano enseña, multiplica, eleva, respeta, engrandece y hace reír...

jueves, 15 de abril de 2021

Esas cosas que...

Silencios autoexplicativos, o incomprensibles. 

Descansos, de lejos, de cerca. 

Oxígeno y dudas. 

Y miedos.

Tiempos muertos. Como algunas esperanzas.

Ganas de ilusiones, ganas de ganas.

La vida se vuelve del revés. De pronto o de repente.

A ratos, una oportunidad. A otros, ventanas abiertas.

Sueño con bocanadas de aire fresco...


sábado, 10 de abril de 2021

Sacrificio...

No he consultado diccionarios para confirmar. Pero sé que conseguir salir de la cama esta mañana gris, que amenazaba lluvia, fría, lo ha sido.

A pesar de haber construido algo parecido a unos planes que podían apetecerme. Podía más el saber que la Vida es en singular, que apenas se puede contar, que es [de repente] tan pequeña. Minúscula. Nimia. Insignificante.

Me resulta una hazaña pensar que hay que salir ahí afuera y encontrar motivos, razones, por qués, algunas ganas. Compañía, planes. Me cuesta deshacerme del nudo en la garganta y no se me secan los ojos. Nunca del todo.

Resulta que a veces vivir es un sacrificio. Cuando nunca debiera...

miércoles, 7 de abril de 2021

Tuve planes de presente...

Tenía planes. Y cosas que compartir. De presente y también habiendo creado algún pasado, humilde y sin ambiciones, cercano y próximo (como los parientes), de futuro, planeado cosas venideras y soñado lugares que pisar, observar, oler y respirar.

Cuando alguien comparte, ya se sabe, suceden esas cosas: se dejan otras en los caminos, te desnudan, te abandonas y tienes vértigo a los miedos y pánico a las distancias, los silencios, a todos los vacíos, hasta a las alturas.

De nuevo regresa todo lo que hubo antes de. Lo que quisiste olvidar cerrando muy fuerte los ojos, marcando arrugas y apretando los dos puños, que descansan sobre la mesa. Encima de ellos, tu cabeza muerta, deshabitada, desordenada, huera.

Apenas recuerdas la forma en la que hacías cosas tan complejas como despertar y encontrar las ganas de salir de la cama para enfrentarte a la Vida, disimular el desinterés, imaginar que alguien cocina unos huevos pochés o una crema de verduras (con mucha calabaza, como la Cenicienta!), que te recuerden y te llamen, que la noche sobrevenga pronto. Y con ella el sueño, nuevamente. 

A veces lo cotidiano resulta imposible, cierto...?

martes, 6 de abril de 2021

Desde que no estás, todo está en desorden...

La perra anda sin peinar y vagando por la casa, olisqueando tu ausencia en los que han sido tus rincones. Echa de menos tus largas sesiones de mimos y caricias. Ayer vi un capítulo de nuestra serie y no pude acabarlo. Nada me hizo la gracia de cuando la veía tumbada contigo a mi lado, en éste sofá. He cenado rápido un delicioso puré de verduras que cocinamos hará un par de días, con la cabeza gacha, sin erguir la espalda y la mirada fija en el plato. Sin ningún tipo de interés. Tengo que cambiar las sábanas, mañana. Y no quiero perder tu olor. Me gusta saber que dormiste ahí. Veo los huecos y los vacíos que has dejado tras de ti y no sonrío, como cuando llegaba a casa y, al escuchar lis ruidos de los cerrojos moverse, se filtraba inmediatamente tu “Hoooolaaaaa!!!” por los rincones del pasillo hasta llegar a la puerta principal, que me apresuraba a cerrar por dentro, doble vuelta de llave, saboreando que contigo y conmigo ya no esperábamos a nadie más... I miss those days...