A veces la jornada se complica tanto que no tengo tiempo ni de pasar por aqui. Y eso que hacerlo tiene un cierto efecto positivo sobre mi. Normalmente entro sin tener idea del tema que quiero tratar. Supongo que se percibe con nitidez. Otras veces sí sé qué me gustaría comentar. También espero que consiga trasladarlo al texto. Pero, en cualquier caso, escribir sin guión ni minuta previa, dejar que los dedos se paseen por el teclado y la vista por la pantalla [incluso a la inversa, también], me proporciona algunos minutos de desconexión, en medio de la mañana o también de la tarde, esa parte del día que tan larga suele hacerse. Es tiempo para mi entre la correspondencia, los textos pendientes de leer o redactar, los expedientes y las llamadas, las reuniones.
Ayer, conduciendo de vuelta a la ciudad, pensé un post. Empezaba con esta frase: "Me gustaría decirte que te quiero". Intenté continuar en mi contexto real, el de querer decirle a alguien a quién has dejado de ver y de quién no tienes ni noticias desde hace algunos -poco- años, en esa imposibilidad. Luego me paseé por la idea extraña de que hoy ya no estoy queriendo, ya es imposible, sólo me quedan mis propios recuerdos elaborados con tiempo, dedicación y cuidado. Hoy, si nos encontráramos, seguramente ya no sentiríamos nada más que algo de cariño, algo así, parecido. Pero querer...
Creo que es la primera vez que me detengo a intentar encontrar las sutiles diferencias entre los verbos querer y amar...
Estimada, señorita Sparkling ^^.....
ResponderEliminar...me quedo con el título del post.
woooopss
Cuando te diga que sabía que esa frase iba a gustarte, seguro que no me crees. ¿Verdad? :)
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