Aquí se viene a jugar con las palabras. A vaciar nostalgias. A comprender miradas y silencios. A compartir sin disfraces. Con seudónimo pero el alma verdadera...

martes, 30 de abril de 2019

No bosteces...

Porque si lo haces, me trasladas. Y me alejas del lugar en el que se encuentra mi cuerpo y mi cabeza vuela para enrocarse en un rincón de alguna de mis vidas. Tal vez, la menos mejor de todas. Quizá...

Por favor, no bosteces. Porque me asustas y me preocupas. Porque me recuerdas otros momentos y largos bostezos anteriores, inconscientes, automáticos, inesperados.

Te ruego que, si bostezas, te cubras para que no me de cuenta y me mientas piadosa y dulcemente para que la maquinaria del pasado no se me arranque.

Dicen que no mires a la luz o que te tapes la nariz, para evitarlos, y quizá haya otros trucos para evitarlos. Ay, no! Eso eran los estornudos!

Pero no me bosteces a la cara y escóndete de mi, que no te vea ni te oiga ni te adivine o sospeche que lo haces. Sin excusas.

No me hagas pensar en la ternura que sentía viéndola bostezar como si fuera una niña indefensa a quien proteger. Y le abrazaba la mano izquierda con mi mano derecha, que era una perfecta reproducción de la suya, como hecha en tres de, y la abrigaba y apretaba para que supiera de mi presencia. Y la protegía: que nadie la toque, voy a peinarla, lavémosle las manos, le pondré gotas en los ojos, súbele un poco la manta que parece que tiene frío... 

No quiero saber que me engañaba a mi misma con la ilusión de que esos bostezos tan seguidos del último día presagiaban actividad, recuperación, regreso.

Ya no estaba cuando se encontraba tumbada en la cama del hospital, el cerebro inundado y líquido como mis lágrimas y sus manos de piel finísima heladas.

Cuando ella bostezaba yo pensaba: que todo era un sueño, que ella despertaría para ser eterna.
Así que, por favor, que no te vea bostezar que fíjate la tontería...

martes, 23 de abril de 2019

Dia de libros, dragones, rosas y cava...

Este post tiene dos partes. No es muy largo. Tampoco gran cosa. Prescindible. Una primera parte está escrita en catalán. La segunda no...

CAT

Avui és Sant Jordi. 

Molta gent ha treballat de valent per tenir a punt llibres i roses i cava per celebrar un dels díes més bonics de l’any.

Sortirem als carrers, passejarem entre les parades, gaudirem i donarem suport a la cultura i a autors de tot el món, ens regalarem entre nosaltres coses boniques (una rosa, un llibre) que duen missatges ocults (“llegiu, menuts!”, “M’agrades...”, “T’estimo” o “Gràcies per tantes coses que mai t’agraeixo prou...”) i brindarem per la salut i per la vida.

Avui no és només un costum popular. Avui és un dia especial a Catalunya.

Feliç Diada de Sant Jordi! 🌹🥂📚

CAST

Es un día especial, en mi tierra. Mucho más que una tradición. Es una fiesta, alegre y con muchos colores. Y cada año nos superamos, aunque llovizne y nos echamos a las calles a por flores y paseos entre libros, siempre que los mitómanos que dedican horas a ver a sus autores idílicos lo permitan.

Han colapsado literalmente el Passeig de Gràcia frente a la Casa del Llibre esta tarde. Barreras humanas. Es habitual y típico de aquí.

Y compramos, oyes. Gastamos dinero en cultura, con lo que somos... Quéfuertemeparece. Con lo fácil que es piratear en segundos un libro que alguien tarda años en escribir, tú!! Tontosquesomosapoyandoalosescritores...!

Me han regalado dos rosas. He comprado dos libros.

Esta noche también es especial, en mi tierra. Porque queremos cenar rápido y empezar a leer esos libros que huelen a tinta, imprenta y papel nuevo y virgen, para devorarlos dulcemente. En mi caso y en mi casa, será mientras escucho nueva música italiana, que también me han regalado hoy y descubro todavía...

lunes, 22 de abril de 2019

De las palabras, los silencios, los retiros...

La importancia de las palabras...
Las que decimos, callamos, subordinamos, recordamos, unimos, suponemos, deducimos, guardamos, repetimos, escupimos, bordamos, eliminamos. Gritando, odiando, forzando, regalando, esperando, improvisando, sin control, con toda la conciencia, plenamente, con indiferencia, sin mesura, generosamente...
El silencio. Tiene más importancia, con mucha probabilidad...
No te aísla ni inhibe. Potencia el resto de sentidos. Maestro que muestra caminos y obliga a escuchar, en espera del regalo de ruidos y palabras. La importancia de la comunicación, la interacción, la reciprocidad de un diálogo, una conversación...
Pienso en retirarme...

domingo, 21 de abril de 2019

Presentimientos...

Una cosa lleva a la otra. Das un paso y saltas a otra historia, como las canciones que me sugieren a partir de lo que he escuchado la media de mis últimos 25 años. Bueno, no. Estas cosas ni existían, claro. Y últimamente no me dedico a mucho más que a silenciarme, más que a escuchar exteriores. Mis acúfenos y yo.

Pero esto se lo dedico a alguien que no me lee. Si lo hiciera sabría que el dardo va al centro de su corazón loco. Sin asomo de duda, lo sabría. 

Lo bueno, si breve...

Cambios. Cierro etapas triste y resignada. Me adapto sin salir de la ostra. Reflexiono, revisito. Me esfuerzo, recogida en entornos envolventes, originarios, primigenios. Entran soplos de aire fresco que remueven las hojas de verdes nuevos, de brotes frescos. Podo y recorto. A veces una lágrima.

Proyecto y miro fijamente los caminos. Me hago el propósito de no errar en las elecciones que han de venir, de usar la cabeza para otras cosas además de peinarme y escuchar el corazón, con enanismo, que ha quedado después de tanta paliza, de las desconsideraciones y desaires reiterados. Es un músculo, al fin y al cabo. Y puede entrenarse, como el resto del cuerpo. Soy disciplinada, valga como advertencia y recordatorio.

Me preparo para lo que ha de venir y desconozco. Y descubro con ella esta maravilla: https://open.spotify.com/track/5QZYa10nuaUoZ30FwpgphX?si=mINwc_eTR-ulCFvjJnPskQ...

martes, 9 de abril de 2019

Me estoy haciendo desilusiones...

Solucionar lo del coche. 
Que me arropen.
Comprar lámparas de techo. 
Unos billetes de avión y hotel. 
Desenredarme. 
Regalar mi pose de ‘todolopuedo’.
Volver a empezar y construir. 
Desenterrar la sonrisa. 
Leer en voz baja. 
Ignorar los ruidos de mi cabeza. 
Tragarme algunas lágrimas. Como siempre.
Encontrar mi próximo destino. 
Invocar a los dioses para desenzarzar escollos. 
Pensar menos y mejor.
Volar. A otro continente.
Hacerme ilusiones y que me queden riquísimas.
Alquilar habitaciones en un castillo de arena.
Volver a playas vacías.
Bailar son.
Darme baños de bosque.
Ir a por unos masajes.
Inspirarme.
Practicar la asertividad. A diario.
Ir a Objetos Perdidos a que me devuelvan las ganas.
Y empatizar.
Colarme en un abrazo fuerte y estrecho.
Perder todo el miedo a tener miedo.

domingo, 7 de abril de 2019

Hombreya...!

Un día cualquiera juegan contigo como si fueras un tentempié. Un miércoles te cuentan en un coche (el tuyo), fría y oscura tarde de diciembre, que no estás sola en la relación y que has perdido contra todos tus fantasmas y los que ni siquiera sabías que existían. En otro momento te enteras que tu compañía está coqueteando con el Código Penal. O también que te faltan al respeto, quebrando las más elementales reglas de saber estar. Y ahora este maldito polen, los cambios de tiempo y la astenia primaveral, otra vez. Normal que esté enfadadilla. O no...?

martes, 2 de abril de 2019

Repitiendo recuerdo...

Es una playa ancha, larga, de arena fina y rubia, delimitada por un mar extrañamente transparente y un parque natural, con dunas protegidas, con el perímetro marcado mediante estacas de madera y unas gruesas cuerdas marineras que aguantan bien las inclemencias y variaciones de temperatura. A veces unos pasillos estrechos pavimentados con listones de madera, algún aparcamiento impecable para coches, motos, algunas bicicletas y muchas mobile homes, que suelen concentratse a convivir aun sin conocerse.

Es uno de los lugares más salvajes y cercanos, alejado y solitario, con pequeñas y grandes conchas repartidas por la arena, mayoritariamente naturista y respetuoso con los textiles, dónde no es difícil encontrar encantadores rincones para comer y se sobrevive con un pareo, gafas de sol y flip flops (os recomiendo desde aqui que sigáis el maravilloso proyecto Ocean Sole y colaboréis con ellos).

Me aferro a esta imagen. A mi último paseo despeinada y alargando forzadamente una estación agonizante, ya con jersey de algodón, entre nubes de mosquitos, unas olas blancas y espumosas y un viento frío, la humedad incrustada. Repito recuerdo como quien pone la misma canción una y otra vez. Una y otra vez...

Aquí está todo...

Acerca de los datos personales

Mi foto
Si. Claro. Cómo si fuera tan fácil hacer una definición completa y, además, ecuánime de una misma a estas alturas de la vida... Creo que, por lo menos, necesitaría un fin de semana. ¿Hace? ¿Si? :)

Por si se pierde algo...

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