Los shocks es lo que tienen: te enmudecen, te recrudecen y te secan un poco más que el mero paso del tiempo. Pero, como dijera aquél, lo que no nos destruye nos refuerza. Y aqui estoy, a pesar de haberme mantenido intacta en la esencia, aunque el mundo ebullicione y mi entorno se transforme para ir puliendo detalles y redondeando aristas que nunca fueron romas.
Es cierto que los posts se han ido sucediendo, imparables, aunque sin tiempo de pasar por el teclado y ahora me enfrento a dificultades para recuperar, aunque solamente sea el tema...
Las navidades un poco apagadas, atemorizadas y sin embargo nada silentes. Blancas, intensamente blancas. Íntimas y de retiro con paisajes de postal e idiomas distintos, donde nadie está tan convulso como aqui. A día de hoy he bromeado por si alguien recordaba que habían sido quince [nada menos] los días de parón festivo y también lo habían olvidado. Seguimos esperando resultados de lugares con gente que viste bata blanca [o verde, depende] y la semana que viene ocuparé un espacio nuevo en el que espero pasar una larga vida profesional, cerca de los centros neurálgicos de decisión, que también espero no vayas a deglutirme, a este ritmo, al final...
Y así voy transcurriendo y me deslizo entre los días, los insomnios y otros detalles que generalmente me hacen sonreir. Y llorar...
Si el insomnio te hace sonreír eres una heroína y de las grandes.....
ResponderEliminarSuerte en el nuevo laboro.
Un saludo
nieves