He estado llorando mucho. Creo que hacía un año que no lo hacía, así que [suponiendo bien] la tragedia es magnífica, casi desproporcionada. Estoy intentando recordar cuánto tiempo hace que no estaba en un bucle tan largo, profundo, oscuro y estrecho como el de estos últimos días. Debe hacer unos siete años. Pero sucede que calculo muy mal los tiempos y admiro a quienes son capaces de recordar vivencias y clavarlas en el tiempo, con el mes y el año, con precisión y facilidad.
Eso me recuerda a la teoría del cambio y que existen etapas vitales que duran, precisamente, esto: siete años.
Tiemblo, me estoy destruyendo, cuestionando, tratando de encontrar la salida para reinventarme, otra vez. No acabaré en nada y tal vez no me mueva ni un centímetro, en mi parálisis, en mis cortas miras [y luces, también; ¿por qué no decirlo?]. Pero es un proceso catártico y necesario que quien haya pasado alguna vez conocerá lo que es el terror y la soledad de un proceso tan íntimo, lo larguísimas que son las noches cuando se valoran planes alternativos, del A, el B hasta llegar al Z. Con angustia y la garganta estenótica y seca. Los ojos hinchados y mojados. Frío y la mirada perdida, dando vueltas, valorando, descartando, imaginando. Un ovillo en posición fetal, mirada perdida.
"En esta vida hay que morir varias veces para después renacer. Y las crisis, aunque atemorizan, nos sirven para cancelar una época e inaugurar otra."
ResponderEliminar/Eugenio Trias)
Nunca está tan oscuro el cielo como cuando va a amanecer. Las crisis se alargan cuando lo viejo no quiere morir y lo nuevo no puede nacer. Pero no son eternas. "Esto también pasará" suelo decirme al oído muy a menudo.
ResponderEliminarBss
Muy bien explicado.
ResponderEliminarHay terapeutas y estudiosos del coco que cifran los periodos vitales en quinquenios. Pero hoy estoy de acuerdo contigo: los ciclos vitales son de siete años. Y lo sé porque si en este momento miro hacia atrá, me sale la cuenta: son siete años. Justos.
Que sea leve, sparkling. Que lo será...
Un beso.
Alguien me dijo una vez: "Lo mejor está por llegar", y me quedé con eso. Te lo escribo aquí para que en noches como esas, entre el plan A y el B, o el Y y el Z, lo tengas presente.
ResponderEliminarUn abrazo enorme, sparkling.
Lloras poco y, cada ciclo vital o lo que sea, ¡¡tienes que desahogarte!!
ResponderEliminarPor como escribes, de pocas luces, nada de nada.
Consuela en cierta medida ser consciente de que debemos pasar por esos momentos y que esos momentos pasarán...como te dicen más arriba. Aprovecharlos para aprenderte mejor, para sacar de ti lo mejor es una oportunidad que tienes. Y no, no pareces tener pocas luces...
ResponderEliminarUn abrazo y mucho ánimo.
Pepa: eso lo sabemos bien las que ya llevamos vividas varias vidas con sus correspondientes muertes... Gracias.
ResponderEliminarcereza: claro. ¿Y mientras no pasa? se hace eterno...
Victoria: liviano, liviano no me acaba de parecer... Te lo prometo.
silbante: sí, señora. Aunque parece que tendremos que seguir esperando un poco. Sin desesperar, sin perder la paciencia. Cada una con lo suyo... También te deseo suerte.
María: lloro poquísimo, cierto. Odio los síntomas de debilidad propios y respeto [tanto como puedo] los ajenos. Y sé que tendrá su precio. Gracias por la flor!
chris: creo que a estas alturas ya me sé de memoria... y esto no conduce a nada bueno... ya verás... Gracias a ti también por el voto de confianza. :)
A todas: gracias por la compañía. Hay días en los que se valora el más mínimo detalle. Como hoy. :)
pues que sepas que puedes contar conmigo, para llorar, o reir, o lo que se tercie. un beso burbujas
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