Me envío a la cuenta A un archivo que me interesa releer en casa, en una noche de silencio como la de hoy. Me interesa revisar por enésima vez el documento que recoge "la historia primigenia", esa que nunca olvidamos porque nos damos tanto que el compromiso llega hasta el futuro, al infinito y no finaliza; documento iniciado con candidez hace muchísimos años, revisitado con periodicidad aleatoria y caprichosa, retocado con ensañamiento, completado con miles de anécdotas y vivencias que han ido llegando, deformada la realidad inicial y figurada una distinta y nueva. Me interesaba mucho dedicarme hoy a esa lectura para ver de darla por finalizada [cosa imposible, a la vista de mis acontecimientos] para avanzar del 50% en el que había quedado mi lectura y pensar en qué hace alguien con algo así en una era como la nuestra. Entre vuelos pensaba leer y no podrá ser.
Primera en la frente con la falta de compatibilidad del Mac casero y el pc profesional. Luego vendrán los mismos errores con hojas de cálculo, presentaciones y otras lindezas que lo probable es que necesite de hoy para hoy, as always. Me interesaba mucho releerlo en esta rara intimidad y dejar que mis dedos fueran añadiendo letras y hasta alguna frase porque, con franqueza, me gusta. Lectora asidua pero igualmente esporádica de libros de temática, sé cuándo debo enredarme en una trama y cuando no es necesario sino una pérdida de tiempo. En este caso, no siendo objetiva y conociendo el final [cosa que no tiene ninguna gracia, por cierto], tiene más delito, en mi opinión. Sucede que hoy mismo he modificado el desenlace, así, sin pestañear. Y ha mejorado sensiblemente el conjunto, a pesar del temor de estar olvidando datos que acabarán por evidenciarse contradictorios. Sin falsas modestias lo digo en la confianza de que se entenderá como es y no como una presunción.
Hay canciones que te siguen a todas partes y ésta en días como hoy saldría a gritarla a la terraza, a pesar del frío y de que aquí no ha nevado, con la certeza de que mañana pisaré nieve inútil y el sábado la más útil de todas, la que haya conseguido sobrevivir a los vientos fuertes que anuncian nuestros meteorólogos con un brillo especial en los ojos, moviéndose continuamente y gesticulando mucho frente a la pantalla, excitados por el hecho de que en España tenemos algo más que huevos fritos y anticiclones, solo de tanto en tanto. Ellos y ella lo saben y se explayan, contentos de que lleguen las heladas, que van bien para la viña; las nieves, que ayudan a un sector deprimido; las lluvias, a llenar pantanos y los vientos a limpiar atmósferas...
Pájara en spinning, por cierto. Mucha imagen de estar en forma y pincho a los 20 minutos. Bah... Las lumbares están emitiendo facturas en papel continuo, haciéndome pagar los ímpetus mal canalizados y la desgracia de una noche corta, que el avión despega muy temprano, también como siempre. Pensar que decliné la invitación de hacer noche allí...
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