Reabro porque las presiones han sido fuertes y mi resistencia poca. Basta con ocultar al público lo vaciado estos días y todas en paz, puedo reemprender mi camino, reanudar el paseo y seguir avanzando. No puedo ir contra lo que dice mi carta para siempre...
Voy en un tren de alta velocidad pero muy despacio por las tempestades eléctricas. Y no es una metáfora, aunque bien podría serlo. Nos paramos por completo a menudo y la sensación de que pueden embestirte por delante o por detrás [no hablo de sexo, por cierto] es más bien poco agradable. Como algunas personas que no viajan en este tren. Ya llevamos media hora de retraso, por primera vez desde siempre. Media hora más tarde regresaré a casa, para detenerme y recomenzar, ahora que todo se me llena de oportunidades y salgo de mi ostracismo, aunque siga en shock post traumático y piense que mutaré en ángel. No precisamente por mi bondad si no por otras razones más prosaicas y convincentes...
Vienen tiempos de quietud y de revisión porque quiero hacer un mapa de riesgos y un DAFO y descubrirme un poco más, ahora que estoy tocada por la búsqueda y abierta a casi cualquier cosa. Arrastro sueño de anoche y he oído voces, nítidas, en pesadillas. Lo juro. Creo que sigo cuerda pero, durante el desayuno en un lugar ya para mi tan familiar que me conoce el personal, he debido concluir que no era cierto porque era imposible que lo fuera. Quesino...
También vienen tiempos de retos y de reubicaciones, que pienso tomarme con calma porque ya se sabe que todo a la vez no es recomendable... Indigesta. Como lo hacen algunos comportamientos odiosos y desleales, con sus consecuencias, que no tengo previsto alargar. Una no tiene más que leer la Contra de ayer y la de hace unos cuatro días y empezar a comprender cuáles son las reglas a seguir. Nadie dice que sea fácil pero a mi me gusta mucho la vida...
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