Esta época del año remueve intensamente...
Los olores y los lugares devuelven a los ausentes, con fuerza y con energía. Las canciones son siempre una buena excusa para cerrar los ojos, echar hacia atrás la cabeza y recorrer recuerdos, con parsimonia, cuidado, lentamente.
Esta es una canción magnífica, que se me lleva al pasado más lejano y al más reciente, cada vez que la siento. A mi infancia, sobretodo. Como un vínculo especial que une personas que han causado baja, que han desaparecido, arrasando. Al final, menuda gracia, han acabado por gustarme [algunas de] las versiones de canciones que van en mi ADN y que antes siempre me incomodaron, como alguna pieza de jazz o de grandes orquestas crispadas en una secreta competición por ser el instrumento más potente, el que más se hace oír entre el resto. No es armonioso, no es relajante. Pero transmite, sí.
Los sentimientos se cantan, se componen, se emiten, con la voz, desde la mirada, con una canción...
P.S.: Sugiero que cerréis los ojos cuando escuchéis las dos canciones. La imágenes son tremendas!
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