Noches cortas. Días infinitos. Paisajes verdes y ojeras. Tarjetas de visita y visitas pendientes. Invitaciones que aceptar, emitir, ejecutar. Gente, caras nuevas. Mi astrólogo tuvo razón. Increíble...
Quemamos días como cartuchos. Escenarios nuevos, amigos que vigilan desde todas partes en lugares poco seguros. La agenda pierde el control y toma vida propia.
De pronto, el mundo se convierte en un lugar amable, con infinitas posibilidades, que da que pensar. Todo el día sintiendo que está todo por hacer, que no podemos parar, que el tiempo es escaso y vamos tarde, que me quiero divertir cada día, además de los fines de semana alternos que tanto apetecen, porque machacan rutinas. Porque alimentan y nutren.
Duermo desnuda. A destiempo. Carraspeo de las carcajadas. Soy vulnerable y me alegra que velen por mi. Espero y me esperan. Podría y no quiero. Soy fuerte y conozco todos los límites, hasta los que da la madurez y la educación. La voluntad es esencial, la esencia de cualquier proyecto. Hasta del que solo consiste en un te quiero...
For-ta-le-za básica. El último párrafo me gusta de la D a la o.
ResponderEliminarSólo el último, Silvia...?
ResponderEliminarVaya. Procuraré esforzarme más, de ahora en adelante... :)
Beso!