Nos construimos una cama en un sofá, al que quitamos los grandes cojines de la espalda y los colocamos en vertical para hacer más amplio el espacio. Nos cubrimos con las mantas y apagamos todas las luces. Solo nos quedó el fuego y una lista de canciones llamada Calmmm. Sonaron todas hasta que acabaron y el silencio absoluto nos pilló a oscuras y con las llamas apagadas. Las de la chimenea, quiero decir.
Me pasé la noche abrazándote y, ya de madrugada, decidí continuar, comenzar el descanso, en la cama. No contaba con tus miedos y tu desconocimiento del lugar, así que fue un regalo que decidieras seguirme y continuar abrazándome. Tengo agujetas en todas las extremidades y articulaciones.
Podría ser por culpa de la risa... Podría ser. Tantas veces como han sobrevenido los ataques, intensos y tremendos, adolescentes y primarios, liberadores y relajantes, por sorpresa y cualquier cosa. Una delicia vernos llorar...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No serás de l#s que creen que intimido y por eso no comentan nunca, ¿verdad? :) ¡¡Venga!! ¡¡Anímate!!