Yo juraría que tengo a los planetas más chungos de todos metidos en la misma Casa y dándose de bofetadas. Lo mío es un sinvivir y cada día una especie de aventura. Me muero de ganas de cerrar etapas, desear suerte y buenos vientos y recomenzarme, otra vez, con las ganas de siempre, dándome nuevas oportunidades.
Me están enseñando muchas cosas. Estoy aprendiendo con mi característico apetito voraz. Me acompañan en el camino [o no]. Tomo medidas y me escucho. Viajo hacia adentro y en silencio ahora que sé que el silencio es útil. Sé que hay un plazo simbólico y a la vez diabólico que presiona en un par de direcciones, mientras jugamos a las sombras chinas. Quiero hacer todos los deberes, limpiarme de lo accesorio, renovarme completamente, llorarlo todo y regresar al lugar que ahora procede.
Me pregunto cuál es...
Quiero romper el karma puntualmente para entrar en una etapa pacífica y divertida en la que se cumplan todos los requisitos. Para vivir sin elementos tóxicos que puedan manipularme para luego reprochar cosas horribles, poner ultimátums [éste plural en latín debe ser incorrecto...] y prometer imposibles indeseados. El tren pasa una vez. Sólo una. Y yo viajo en AVE... [Uy, es cierto... lo olvidaba! y soy prepotente!!!!].
Pues ultimátums es correcto. También se puede utilizar ultimatos. Por cierto, me encanta lo de los planetas chungos. Te lo copio, ya sabes... También me gusta mucho lo de la etapa pacífica y divertida. Creo que esto último te lo voy a copiar al pie de la letra.
ResponderEliminarBeso, S.