Tengo las manos castigadas de hacer leña pequeña. El cuerpo entumecido de romper ramas mientras escuchaba música zen y pájaros, además del viento. Ha hecho sol toda la mañana. He descansado, me he cansado. He procurado estar aqui sin huir de nada, ni siquiera de mi misma. Oler, escuchar, sentir, pensar hacia atrás y hacia adelante. Tengo sueño y me apetece dormir. Luego seguiré trabajando, aunque estoy a merced de la tecnica y las máquinas. Nada me apetece más que oler a hierba recién cortada y concentrarme solo en que cada pasada debe quedar perfecta. Sentirme feliz por el resultado. Difícil de explicar.
Voy pensando, todo el rato. Intercalo emociones y aparto las negativas deprisa. Como papaya y pienso en que me haria feliz que probaras la auténtica. Tengo ganas de playa y de libertad, de distancia y de tiempo, de nosotras y un paraíso. Estás en todo lo que visiono y pienso que no hay mejor compañia que la tuya para vivir lo bueno y lo que tenga que venir. A mi lado, yo contigo.
He buscado conejos pero no he visto ninguno. El día está siendo precioso. Porque lo sostienes tú...
... estaba pensando en aquel sol de amanecer alzándose tímidamente sobre el valle. Su color rojizo me recuerda a tonalidad de tu piel metal que inevitablemente se funde con la mía en un abrazo. Piel fría, corazón caliente. Y un diente de león...
ResponderEliminarHabra que dejar de soplar las flores para empezar a hacer realidad los sueños.
ResponderEliminarLa realidad incluye sueños, soplos, flores, risas y tantas otras cosas...
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