Aquí se viene a jugar con las palabras. A vaciar nostalgias. A comprender miradas y silencios. A compartir sin disfraces. Con seudónimo pero el alma verdadera...

martes, 23 de junio de 2020

Un verano extraño para conjugar verbos nuevos...

Parece que soy previsible. Y que repito patrones. Viene a ser lo mismo.

También soy capaz de decir dos cosas contrarias en la misma frase. Y me quedo tranquila. Porque en realidad puedo defender las dos opciones, con convencimiento e incluso vehemencia.

Mis comienzos se parecen muchísimo a mis inicios [sic]. Y suelen suceder cuando estoy casi a punto de conseguir algo que me conviene mucho desde siempre pero no sé bien qué es.

Puedo ser inmensa mientras soy invisible. O parecerlo. Porque la procesión va como intravenosa, imperceptible y silente, pero avanzando implacable.

He aprendido a callar, a soportar los silencios a veces incómodos y me bato con mi contrincante, que maneja ese juego perverso con maestría.

Con el verano regresa alguna ilusión, dispuesta en fila, de menor a mayor intensidad, tímidamente colocadas [las ilusiones], separadas entre sí de manera prudente y responsable, como si de una perfecta distancia social se tratara. 

Conjugo verbos distintos, que me invento mientras pedaleo o mientras duermo o desayuno y se me escapa una sonrisa todavía poco natural. Es demasiado pronto, me digo en bajito...

Ahora recuerdo uno que me persigue [un verbo]: "navégame". Tiene, como es de ver, diferentes acepciones y puede significar tantas cosas.

No sabría decir cuál de todas puede apetecerme más en este verano extraño...

2 comentarios:

  1. Querida S. Lo primero, sonrisa larga. No existe el verbo "navegarse", pero es tan "azulinante" inventarse los verbos, las palabras. Para el amor, que llevas ya unos cuantos escritos con el temita (te leo) te propongo una metáfora de inicios y comienzos. De entrar y salir. De las olas y la luna. De la arena. Al borde de la playa la arena húmeda nos permite diseñar la huella y construir también el castillo imponente. Infantil y gótico, por qué no? La arena salada es el amor y no hace falta que la playa sea rubia. El amor tiene un sustrato de arena, me parece. En cuanto al verbo, navégate y que te naveguen. Que no tiene nada que ver con esa canción que decía...,"¿quien maneja mi barca". Te birlo el verbo. Un beso.

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  2. Recordarás cuando conjugué otro verbo: “camíname”? Tú, que siempre estás, desde hace hoy diez largos años...

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No serás de l#s que creen que intimido y por eso no comentan nunca, ¿verdad? :) ¡¡Venga!! ¡¡Anímate!!

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Si. Claro. Cómo si fuera tan fácil hacer una definición completa y, además, ecuánime de una misma a estas alturas de la vida... Creo que, por lo menos, necesitaría un fin de semana. ¿Hace? ¿Si? :)

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