En caliente, aunque no sea lo mejor. Pero ¿qué es lo mejor, me pregunto? Hoy, ahora, quiero decir. Aquí.
Una manta, un rincón, un sofá, un ovillo, un abrazo, una cama sin hacer. Una mano que agarre fuerte, que marque un camino, que ayude a proyectar esperanzas, a construir y definir. Abrigo, refugio, lugar, calma, órden, criterio, ilusión, pasión. Incluso silencio, incluso canción, incluso caricia.
Cuando todo falla, una busca algo así, parecido, similar. Se le puede llamar rumbo, noray, objetivo, plan o proyecto. Serenidad, confianza, fe. Se me olvidaba: seguridad. Quizá la sensación más importante de todas las sensaciones importantes.
Podría entretenerme soltando sinónimos, construyendo largas frases, jugando con las palabras a pesar de la gravedad de la situación. Podría, con esfuerzo. ¿Podría? hoy quizá no. El mismo esfuerzo que debo aplicar para comer o dormir, ilusionarme y hacer un micro plan, para concentrarme en cualquier cosa que haga, que tengo que hacer por obligación. Esfuerzo para leer un párrafo cinco veces, para hablar y salir del silencio profundo en el que vivo, para no llorar como hago por las esquinas y las paredes de líneas rectas, para salir de la cabaña [tan en boga, últimamente], para no recordar cosas y personas que fueron bonit#s y ya no lo son más, para ver que me estoy equivocando, entender que todo está mal planteado. Esfuerzo para no vivir echando de menos o pendiente del teléfono o queriendo estar con quien no me quiere. Por ejemplo.
Sin embargo, en mi línea, he comenzado la toma de decisiones y la puesta en práctica de la búsqueda de soluciones. Eso va a tener que salir de mi, obvio. No hay que confiar en que te tiendan la mano porque al final solo estás tú. O eso dicen. Y yo les escucho. Siempre lo hice. Escuchar para aprender de las experiencias ajenas. Antes me funcionaba. Ahora ya no tengo idea. Veremos.
Es bonito que cuiden de ti cuando los duelos se acumulan, cuando las cosas fallan un poco, cuando en el horizonte hay dudas [por llamarlo de alguna manera], cuando no eres capaz de pensar en futuro ni conjugarlo en singular, cuando se vacía el nido. No me ha pasado. Pero debe ser bonito...
Miento. Me ha pasado. Me está pasando. Todavía hay quien se preocupa por mi, llama, me dedica tiempo, quiere saber quién soy ahora...
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