Tal vez sea cierto que la respuesta está en no hacer preguntas. Ya ni sé. Pero a mi me funciona, este silencio cómodo, la confianza ciega, el márgen de maniobra. Aunque sepa que todo es tan provisional y frágil y efímero, que la vida se vuelve de repente y muta y nada es lo mismo. Y esa soledad...
El sistema, la tecnología, me acaba de resucitar a alguien que se fue no hace tanto. Y tengo el estómago escondido, remetido y cerrado desde que he vuelto a ver su foto. Hay crueldades impunes e impotencias extremas. La he visto con sonrisa, melena y como sorprendida ante la presencia de la cámara. Me pregunto quién pudo disparar esa fotografía, quién fue el artífice que le provocó una naturalidad sonriente, aunque fuera una mujer alegre y el momento se capturara estando de viaje, en algún lugar fuera de casa, dónde ella se sentía más ella que nunca.
No me gusta que me hayan devuelto ese recuerdo. Cuando sucede necesito tantos días para desprenderme...
Tiempo .... siempre el tiempo.
ResponderEliminarIo.
Io: una desgracia como cualquier otra. Queremos que pase, para olvidar, y mientras tanto se nos va la vida...
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