Me transgredo en la medida de lo posible. Cada día. Aunque a veces no baste. Y soy mujer de extremos porque los de mis cuatro extremidades -a saber, ambas manos, idéntico número de pies- han iniciado un proceso inflamatorio de protesta, aunque me resulte imposible comprender sus razones, que las tendrán. No cambiaría nada y me apasiono a cada paso. ¿Por tanto? También mé sé mujer de twuitts compulsivos y heterogéneos o de los silencios más abisales que se prolongan en el tiempo. Una es géminis y hay cosas inmutables contra las que he dejado de luchar. El desorden tampoco mata a pesar de que a mi, particular y especialmente, me desoriente sobremanera y me caotice.
Hoy me gustaría dormir en el sofá. Improvisando.
Veinticinco minutos en una cinta intentando adaptar las zancadas a la música, ignorando las molestias de la epicondilitis porque jamás he querido ser Arantxa ni Martina y me incomoda terriblemente el tic del slip de Nadal en cada bola de saque. Por cierto, menudo cuerpo el suyo en una portada: sirve de modelo a estudiantes de medicina. Seguro. Bueno, decía que mi "carrera" atlética -la otra, la del manage up me resulta apasionante- ha sido inútil porque aqui estoy: con más cansancio y sin sueño. Redactando papeles mentalmente para ir avanzando el trabajo de las ocho...
Pues fíjate, a esas horas (de la madrugada) y sin sueño yo también redactaba... versos.
ResponderEliminarYo soy "leo" y contra eso también he dejado de luchar.
Beso sin siesta y después de la nocturnidad y alevosía la habría necesitado, creeme. Aunque sea insignificante... diez minutos, por ejemplo.
Coincidimos en el caos que nos produce el desorden, cuando es otra la causa que lo produce, ordeno compulsivamente, no mata ni lo uno ni lo otro, no.
ResponderEliminarYa me dirás como eres capaz de redactar mentalmente, y que no se te pase nada al día siguiente, cada vez soy más de apuntarlo casi todo.
¿Y ese codo de tenista, amateur sparkling? :)
Besos terminando obligaciones diarias. Bien!