Este cosmos... nos quita y nos devuelve tantas cosas cada día, caprichosamente. A veces es realmente difícil seguirle el ritmo y que la mente se adapte a la tormenta. Y me sigo sorprendiendo al saberme cuerda, todavía. Al ser capaz de amoldar todo cuanto sucede a esta cabeza loca, mejor y peor, algunas veces. Va como va, es algo que toca y que yo no sé disimular, ni quiero hacerlo.
Hurgo entre las posibilidades infinitas que se abren cada día ante nosotras y aparecen flotando cosas que ilusionan, aunque pueda parecer lo contrario. Miles, en cada esquina. Grandes y majestuosas, solemnes y significativas, hasta el más pequeño de los detalles, como una caricia en la mejilla mientras hablamos o una larga mirada a los ojos [con lo que me gusta a mi mirar a los labios, para leerlos, mientras hablo].
Hay motivos y razones, ganas y fuerzas todavía, opciones y posibilidades, distintas, renovadas. Habrá que ir atacando con prudencia para hacerlo mejor que nunca, mejor que antes, mejor que ayer...
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