Circula por algunas redes algo parecido a un juego que supone que el último de los emoticonos que has usado es el que te representa.
Acabo de chequear que el mío es el de toda la vida, el genuino, original y entrañable de la sonrisa normal.
Un poco como de encefalograma plano o sonrisa de compromiso un poco forzada, el que se usa cuando una no sabe bien qué decir, el comodín que cierra preguntas o silencios incómodos.
Quizá el jueguecito tenga razón y ese sea el emoticono que se ajusta más a éstos mis tiempos raros, sin estridencias ni grandes aspavientos...
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