Hace ya mucho que me sé eso del aquí y ahora.
Lo llamaron mindfulness pero la frase es de Buda.
Y punto.
No es que vaya a abrazar el budismo, de repente.
Pero escucho cosas relacionadas y leo y reconozco que los principios, bastante conocidos para todos, si los pones de una manera ordenada y reflexionas un poco ayuda bastante.
Y aquí estoy. Reconstruyéndome. Rediseñándome y viendo qué, dónde, cuándo y con quién, pero despacio.
Los duelos no se cierran en cinco minutos.
Los de las ausencias y las pérdidas.
Los de cambiar las cuatro paredes.
Los de sentir que todo fue un error, que las decisiones fueron precipitadas, que hay piedras y losas de lugares que no tengo fuerza para cargar, al menos sola.
Sobrellevo la soledad, procuro ir despacio, tener tiempo, cuidarme, descansar, ampliar mi círculo social, no comprar compulsivamente, apreciar las pequeñas cosas.
Escucho música, leo y pongo un difusor que me regaló esta navidad mi descendiente femenina. NO os imagináis la compañía que hace. Y lo bien que huele la casa.
Hago deporte y voy a que me rectifiquen por dentro la contractura en la que me he convertido.
Procuro no hacerle mucho caso a la pena y sentirme útil, que eso sí que es maravilloso.
Como menos. Apenas bebo alcohol. Hago deporte. Estoy perdiendo peso. Diría que una talla. Los pantalones se me caen, eso son 4 kilos. Pero me siento bien.
Han desaparecido los miedos. Sé que están ahí, agazapados, porque los milagros no existen. Pero no forman parte de mi, ni de mi dia a dia.
Era la ansiedad, queridas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No serás de l#s que creen que intimido y por eso no comentan nunca, ¿verdad? :) ¡¡Venga!! ¡¡Anímate!!