miércoles, 28 de septiembre de 2011

Amenazo con la primavera...

Siempre me cuesta resignarme a que se vaya el verano, aunque con el tiempo me acomodo también en el otoño y me acostumbro al cambio de aire y de armarios y me cubro y la piel se decolora hasta devenir de un blanco gris nada saludable. Y esa es la razón por la que voy a despedir la estación que ya no es en un lugar dónde suele ser primavera todo el año, con escasas alteraciones. Porque sueño con caminar durante kilómetros por una playa de arena blanca mojándome los pies y luego tumbarme en el césped y bañarme en una enorme y desierta piscina. Y dormir, leer sin poder dejarlo, descorchar por lo menos una botella de vino tinto reserva, hacer el aperitivo hasta por la noche con el primer sorbo de una Alhambra 1925 cuasi helada y a medias, ver alguna película y charlar sobre todas las cosas y los silencios, sentir la piel y dejarme. Como si el necesario trayecto en avión fuera la rutina con la que inicio desconexiones y me alejo, consciente de que es mi particular forma de rebelarme, hacia donde casi nadie podría encontrarme porque aqui desconocen el destino concreto, el paraíso personal. Y quizá sea eso lo que proporciona la mayor parte de esa sensación de bienestar que solo desaparece con el billete de vuelta utilizado...

lunes, 26 de septiembre de 2011

Una leyenda y una pasión...

Y el fin de semana pasó sin sentir. No hablo de velocidad pero sí de sentimiento. Porque fue transcurriendo a golpes, como a empujones, como formando grupos o compartimentos tan distintos. Y es que hubo sufrir y correr y esperar. También viví calma y sofá y libro o sol y sueño. Además, hubo una parte compartida y algunos apartados apartada de todas las personas que me habitan. Sorpresas y reconocimiento de momentos en los que ya habías pensado. Prisas y sudoración y taquicardias. Luego sonrisas y, siguiendo pronósticos anunciados, lágrimas que me pasaron de largo con rapidez. Y es que no soy uena compañía...

domingo, 25 de septiembre de 2011

Porque todo esto ya lo sabía y me toma por sorpresa...

Aqui todo el mundo crece. O envejece o madura, según. Y vamos dejando un vacío o una presencia, también depende. Algun#s simplemente desaparecen y las noches se hacen distintas y más solitarias. Otr#s, en cambio, requieren compañía constante, presencia de piel, miradas discretas y supervisión cariñosa. En medio, te deshaces, te fundes un poco, te sientes nada y de nadie, te vacías, se te desprenden. Entre todo eso, los días van siguiendo y te apagas, entre lágrimas tristes y sonrisas sin pronunciar, como las palabras mudas que se entretienen en la garganta y en la boca hasta bien entrada la mañana, de tanta soledad y tan poco diálogo, con nadie. Hay momentos que no deberían ser y miedos que esperas impaciente y acaban por llegar. Y la soledad por fuerza, la falta de certeza y las horas muertas de esperas fundadas que a veces lo alargan todo un poco más, desplazándolo hacia algún lugar, sabiendo que cada día se te aproxima y lo percibes...

jueves, 22 de septiembre de 2011

Y si de pronto todo muta...

Necesito dulce y hacer ejercicio. No sé bien qué hacer con ese escaso tiempo que va a sobrarme de pronto, ahora que mis circunstancias parecen tener vida propia y solo superviso y tutelo en silencio, viendo sus descubrimientos. Ahora va a resultar que voy a poder dedicarme y ocuparme en no hacer. Aunque una nunca sabe lo que ha de venir y aprende un poco a templar y a mantener y a sobrellevar. Y si ahora resulta que la fase llega a su fin y todo mi entorno cambia y hay que tomar decisiones... me temo que me falta fondo y preparación y que necesito valorarlo y prepararme y un poco de chocolate...

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Que sepas que te echo de menos y no me leerás...

Veo amaneceres, soles y cielos de color naranja. Y pienso en ti. Fueron días y mañanas, muchos, abundantes y prolíficos, de cruce de imágenes y paisajes y lugares, hasta palabras y letras sumadas con cierta torpeza por imposibilidad. Y de verte detrás de la cámara guiñándome el ojo, tan lejos, tan de color miel, sonriéndome por debajo de los rizos que te tapan la frente, imaginándote y adivinándote sin conocerte. Parece que la vida nos acerca un poco más y que has dejado de leerme, así que puedo sentirme un poco más ligera al escribirnos. Cercanía peligrosa, proximidad que nos asusta y va a retarnos, a pesar de las mil significaciones de un encuentro, de todos los nervios... A veces pienso que te echo de menos y que me gustaría escribírtelo, así, con solo cuatro palabras y trece letras que suman quince más un espacios...

martes, 20 de septiembre de 2011

Una larga inspiración, antes de comenzar...

Suspiro en lugar de respirar, a borbotones, grandes bocanadas, cuando me acuerdo. En todos los otros momentos de estos largos días que acaban demasiado cortos solamente inspiro pequeños sorbos, claramente insuficientes e inconscientes, inútiles, porque me vacío y es cuando reacciono y me apresuro, atropellada, a capturar aire, como quien practica la caza mayor en busca de una pieza a exponer. Y no es eso. Voy a confesar que tengo miedo, me siento insegura y estoy asustada. Todo a la vez y revuelto y mezclado, fundido. No me importa que pueda resultar sorprendente o increíble por lo novedoso pero es una confesión seria aunque improvisada y espontánea. Supongo que es un momento de debilidad, este de pensar que no vale la pena, esto no es vida, me va a pasar algo y otras hierbas y sucedáneos de idéntica significación. No me siento fuerte y me paso los días obligando a las lágrimas a que regresen a sus lugares de origen, con éxito...

lunes, 19 de septiembre de 2011

Yo creo que deberías detenerte un poco...

Hoy quiero recordarte, desde la mañana, ante el desayuno y bajo la ducha, entre noticias sin colores y grises. Hoy he estado repasando algunos de nuestros momentos y tu forma de acariciarme el dorso de la mano, cuando me la atrapaste por sorpresa y por primera vez en el coche; mi izquierda porque tú conducías. Hoy necesitaba tu piel morena, tus brazos y el brillo de tu pelo para sentirme acompañada y he pensado en ti, recordando tus últimas frases entre lágrimas mías y entre tus sueños [cumplidos, soñados]. He querido contarte qué tal me va, susurrando en tu oído, haciéndote cosquillas, tan cerca, para que opinaras, valoraras y me enseñaras a parar, detenerme y volverme a inventar. Esto no debe ser, dirías. Nada justifica este fin. Y te creería, igual que siempre creí en ti, a pesar del final que me llevo conmigo, a cuestas, entre las cejas, apoyado entre el esternón y los pulmones. Y me detendría. Para volver a quererte...


domingo, 18 de septiembre de 2011

Entre otras muchas cosas...

Fin del paréntesis que, como esperado, ha resultado fugaz y ha tenido arcos de colores y senderos vacíos y hallazgos especiales y pieles y soles. El acierto de dirigirse en dirección opuesta a la prevista, a la seguida por las multitudes que acuden ávidas a despedirse de las playas y el calor. Y vestir jersey, dejarse flotar entre burbujas y esencias y sumergirse en muchos azules. Hasta el indantreno. Conducir despacio por carreteras desiertas llenas de curvas pequeñas y cruzar ríos y sonreir, sintiéndose fuera, lejos, ausente de cualquier otra cosa. Conjugar el plural y reír ante las evidencias de unos besos que despiden...

jueves, 15 de septiembre de 2011

Mis hábitos son certezas...

Todo está listo. Incluso las cinco cosas que he debido memorizar en el último minuto, con el volante entre las manos, sin acceso al teclado y con miedo a olvidarlas. Está todo a punto, incluso la bolsa, más llena de lo habitual por los accesorios necesarios. He sido oportunamente insultada por mi descendencia al deducir que volvía a ausentarme de casa, de la ciudad en su ausencia. Entre risas y enfados simulados porque eso es tan cierto para ell#s como el sol de mañana o la nieve en invierno. A estas alturas, de nómada por más de siete años, de no permanecer y de salir en huída impropia de una valiente, saben que siempre regreso. Aunque ignoren que yo algunas veces tengo dudas y escogería distintos paraísos que no son este...

lunes, 12 de septiembre de 2011

Proyectando impaciencias...

Prepararé con cuidado otra de mis bolsas, esta vez sin ruedas porque no habrá de pisar aeropuertos ni estaciones de tren, que juego en casa. Y buscaré los motivos y renovaré votos, me empeñaré en perfecciones que ahora aprendí a adivinar cuasi imposibles y nos tenderemos boca arriba. Con cuidado te miraré como si fuera esa primera vez que nunca dejaré de extrañar y te buscaré a tientas y a oscuras para entorpecer un camino conocido que no quiero tener aprendido con la memoria. Y sobrevendrá el silencio y lo romperemos, quizá un poco torpes primero, como tantas veces. Y nos sentaremos de frente con los brazos flexionados horizontalmente sobre mesas pequeñas poco iluminadas, las palmas boca abajo y una vela. Y fluirán las palabras y su ausencia entre sonrisas, algún reproche que disfraza miedos y hasta la inseguridad de temer lo que nunca será eterno o lo que nos ha de venir. Y compartiremos las horas y caminaremos de lado, mirando al frente, apartando la cara de la luz, entre sonrisas y las manos enlazadas, contemplando paisajes y montañas y las nubes, si acaso tiene que haber algo imperfecto. Buscaremos los refugios de la nueva habitación de un lugar conocido y de los abrazos de siempre entre burbujas y hasta entonces tú...

Temporadas y nuevas rutinas...

Todo tiende a ordenarse [como los globos, que tienden a subir, y las mujeres, que subimos a tender], todo, dejando el caos atrás. Ese que a mi me sigue crispando a pesar del transcurso del tiempo y de los juegos de palabras. El cosmos lo ha vuelto a colocar todo en su lugar y hemos retomado antiguas rutinas, con pereza, miedo y algo de alivio mal disimulado detrás de alguna media sonrisa. Hemos conseguido escapar a los cambios, las novedades y las diferencias del verano y nos dirigimos hacia un otoño del que ya empiezo a renegar, a pesar de no haber dado aún por concluída la playa, porque presagia un nuevo invierno que nada me atrae. Porque todo me suena a visto, a vivido y hasta a sentido, por no usar otros verbos que incidirían en la misma intención, que seguro ha quedado clara. Hasta el desconcierto de mi falta de conexión se está arreglando con mi regreso a una mesa de despacho en la que se acumulan muchas más sillas de las necesarias sin que me decida a suprimir algunas...

jueves, 1 de septiembre de 2011

No sé cómo se aguanta...

Hoy acabaron las inhumanas jornadas maratonianas, devastadoras y las tensiones. Hoy es cuando todo se relaja y no te sientes bien y la cabeza cuestiona sin dejar de pensar. Hoy existe el riesgo de olvidarse de las defensas y que algo se instale por ahi dentro. Yo ya me olvidé de conciliar el sueño y camino entre bostezos, esperando el momento en el que va a rugir un motor y me elevará y va a desplazarme de lugar y caeré en una playa rubia como quien lo hace de un meteorito y se incrusta en la arena. Fundida y cortocircuitada. De nervios, plazos implacables, coincidencias de desgracias inexplicables que al final se solucionan y de conflictos personales que todavía me cuesta gestionar. Siento que mi actitud entre indiferente y ocupada hace que en mi entorno la gente se rebele y se debata por mi atención. Y también siento que en un momento determinado de nuestra madurez ya no es necesario detenerse repetidamente a dar palmadas. Que va de soi... Por fin, siento que ellos siguen siendo tan distintos y sobretodo ambiciosos pero es que ellas también son frágiles, a veces. Y en medio yo, obligada a ir por delante...