Y no me refiero a las mujeres.
Pero sí a las malas noticias.
Por el dicho.
Podría ser mucho peor, francamente. Pero una es quejica por naturaleza.
Y nostálgica.
Y perfeccionista.
Pero lo de hoy mío es la evidencia de que nuestras defensas bajan cuando atravesamos tormentas.
También demuestra que mi salud se resiente antes y durante y después de los viajes.
Así que aquí estoy.
Tosiendo como si tuviera que escupir los riñones por la boca, mientras proceso las cositas que me van pasando y sigo sumando.
Se admiten apuestas.
¿Podré con todo esto o ya me abandono a mi suerte? sea la que sea...
Hagan juego, señoras.