Hay ilusiones que no se olvidan nunca. Como la de tener una cita.
Especialmente, cuando hace tiempo que dejaste de sentir mariposas, ni siquiera aleteos lejanos.
Hay risas frescas y nuevas que despiertan letargos. Voces y acentos.
Hay deshielo y se acaba la hibernación.
Estamos en primavera. Soy de primavera y se nota que todo renace.
Las ganas de muchas cosas, también.
Aquí dentro.
Como, por ejemplo, los bombardeos.
La broma en tiempos bélicos no acaba de funcionar y suena de mal gusto. Me he dado cuenta al escribirla.
Pero probablemente sea la más descriptiva, así que la mantengo. A pesar de estar en contra de los conflictos en general y de los armados en particular.
Total: entre pasados inesperados y sus protagonistas, así como futuros impredecibles que se construyen juntando letras despacio, anda el juego. El solitario.
Así, expectante y alucinada me hallo...