Aquí se viene a jugar con las palabras. A vaciar nostalgias. A comprender miradas y silencios. A compartir sin disfraces. Con seudónimo pero el alma verdadera...

jueves, 22 de enero de 2009

Ciencias puras...

No soy de ciencias pero tengo una tropa de herman#s con formación del tipo y asumo que me han imbuido la creencia de que las respuestas a las enormes preguntas vienen, tantas veces, por la vía científica. Estoy cómoda instalada en el convencimiento de que mi organismo tiene las razones que explican muchas inquietudes. Por ejemplo, de serie me traje el gen del fumar y del beber y confieso que ha sido extremadamente difícil mantenerlos detrás de una raya de trazo tembloroso y dubitativo. De momento, que aún queda y quién dijo que no se podía recaer. Me temo [porque es temor del puro] que mi genética tiene inscrustado el gen de alguna enfermedad de nombre coincidente con el conocido signo zodiacal y, probablemente, alguna otra cosa que se sale de lo común, porque es excepcional. Pero ahi entraríamos en el debate [y a mi no me gusta debatir. Prefiero hacer otras cosas] de si nos hacemos o nacemos. Y no entro.
También creo que la tristeza, de cualquier tipo, es una desestabilización orgánica que no conduce a nada bueno; que los disgustos suelen acabar llevándonos a ver a los tipos de las batas blancas y hasta verdes. Pero esta teoría la compartimos unos cuantos expertos y yo; apenas nadie de los comunes mortales que pueblan este planeta. Algun#s hasta se burlan de la teoría en cuestión. Y de mi, supongo.
Venimos predeterminad#s, pensando que somos fruto de nuestras propias decisiones en la vida. Y no. Hay matices que ya han sido descubiertos y otros que no se asocian con nada todavía por ignorancia y hasta incluso desconocimiento. Es un poco como el color de los ojos, de la piel, el cabello. Pero más profundo y mucho más chungo. A veces. Ya se sabe que los problemas no reconocidos por quien los padece son inexistentes y no se pueden ni mentar. Es una elección...

6 comentarios:

  1. Si, seguro que si, señorita Sparkling, pero un tal Beethoven nació de un padre alcohólico y una madre sordomuda, toma! como yo, no fastidies, igual tengo una par de sinfonías escritas y no lo recuerdo. Lo que quiero decir es que estamos prediseñados, por supuesto, pero algo queda a nuestro albedrío y es que hay voluntades gigantescas. Al final tú decides, pero también tienes una llave de superación y eso también lo saben los de la bata blanca o verde.
    Soy de letras puras, pero me fascina mirar al cielo y creer en historias de dragones y de batallas vencidas, aunque sean desde la constelación de Cáncer.
    Y si no puede ser, pues nos hacemos unas risas, o qué?

    Hoy estoy muy positiva porque he tenido un día de esos en los que todo te sale mal, y lo mejor es reírse.

    Besos, por miles, como estrellas.

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  2. Vale, nos hacemos unas risas. Que siempre vienen bien. Y me encanta esto de estar positiva cuando nada sale bien. Lástima que yo no sepa... ;)

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  3. Nos gusta estar predestinados al destino que nos gusta.
    Nos sentimos mal si todo sale mal y pensamos que hemos dado un mal paso y esquivado al destino.

    Mientras andamos perdidos encontrándonos y volviéndonos a perder.

    ¿Cuantas veces has querido estar triste para poder recibir la felicidad con más intensidad?

    ¿Cuantas veces te has arrepentido de no haber elegido tu camino y esperar a que el destino decida?

    ¡Qué fácil habría sido dar el primer beso, sabiendo lo que ahora sabes!

    ¡¡Pero que mal sabor habría tenido con el aditivo de la experiencia.!!

    Que fácil y luterano es pensar que tenemos destino. Que fácil es dejarnos caer en las manos del tiempo que todo lo cura y todo lo mata.

    Que bonitas las cicatrices del alma que nos han dado fuerza para seguir, amor para sentir y alas para salir de aquí.

    ¡Nos han engañado! No hay destino, no hay fin, no hay principio...

    Sólo estamos nosotros.

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  4. Y no es mal panorama, que solo estemos nosotros, según a quién estemos considerando nosotros. Claro.

    Bonita forma de conjugar soledad, tristeza, experiencia, destino y, sobretodo, fuerza.

    P.S.: ¿desperate? ¿why?... :(

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  5. Desperate por darte fuerza.

    Nosotros, a veces tantos y otras pocos tantos.

    Lo bueno de algo viene en no desear su antónimo.

    Lo difícil es no saber que no se quiere.

    Y en el no saber a veces esta la dulce soledad.

    Y el dulce destino de no saber a donde vas.

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  6. Las fuerzas llegan, intactas.

    Los años traen seguridad en la que no se quiere, en lo que se quiere, en lo que se necesita... Los años traen muchas cosas. Y te las quitan...

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Si. Claro. Cómo si fuera tan fácil hacer una definición completa y, además, ecuánime de una misma a estas alturas de la vida... Creo que, por lo menos, necesitaría un fin de semana. ¿Hace? ¿Si? :)

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