Es época de grandes esperanzas y de cambios imprescindibles. Lo dicen. Pienso que me gustaría ir a esa fiesta [en la que van a repartir ese intangible de color verde] para avanzar hacia alguna parte, que me desplace al cambio necesario. Hago cuentas, rápidas y lo cierto es que [2 + 3 = 5] cinco años sin parar empieza a ser mucho, más que algo, como casi todo. Creo que el juicio sigue conmigo. Sería el colmo, perderlo. El cansancio y el sueño alterado, también. Están aqui, plácidamente instalados -respectivamente y por este orden- en mi expresión, en mi almohada [de raíces árabes, supongo; la palabra, no mi almohada]. Y de ilusión deben quedar un par de cucharadas grandes. Aunque a solas suela preguntarme, como en secreto, hacia dónde estoy yendo. Y nadie me responda porque yo -el único ser vivo y despierto en esos momentos de las noches negras e infinitas- guardo el más absoluto de los silencios. Muy en mi línea, vaya. Esa línea que, desde afuera, se percibe como de alguien reservado y ostrácico, hasta tímido, que deja vivir [bonne vivante, aussi], con quien se cuenta y se habla. En fin. Son improvisaciones vitales y casualidades que resultan del propio método que utilizo y que, en realidad, ni existe como tal.
Me gusta pensar que no hay nada imposible y basta con trazar un camino. Llegar a destino es solo cuestión de tiempo. Habrá que espabilarse porque pasa volando y no tengo hecha ni la ruta ni los cálculos en tiempo, en kilómetros imprescindibles para una buena organización. Con lo que detesto los mapas...
Está más "in" perderse con el GPS.
ResponderEliminarMe he perdido tantas veces que últimamente ya hasta me fio de mi misma y no lo conecto...
ResponderEliminar¿Pero cómo que no te gustan los mapas? Son geniales! Por favor, me paso más tiempo en el Google Earth que viendo la tele, claro que nunca me gustó la televisión.
ResponderEliminarHasta el más previsor de los viajeros se tropieza con la niebla, con la tormenta, con la noche. Y supongo que tiene su momento de duda, de miedo, que se siente perdido, sin saber a dónde mirar, pero eso no hace que fracase su empeño. Realmente creo, de verdad, desde lo más profundo y escondido de mi corazón que NADA es imposible.
Prueba.
Beso, de brújula, que es lo que soy cuando voy montada en una escóbula.
Bueno, vale, pero es que es un juego de palabras que siempre me ha gustado
:)
Fred: ¿será porque las mujeres no saben interpretarlos? al menos a mi me pasa. Hablando de juegos de palabras que van al pelo.. ¿recuerdas mi favorito? "lo consiguieron, porque nunca supieron que era imposible".
ResponderEliminarBesos, de burbujas. ;)
Lo recuerdo, si si. ¿Lo tienes ya en una camiseta? ¿Noooooo? Pero...jo, todo lo tengo que hacer yo, caramba.
ResponderEliminarBezo, zolo para ti.
Recuerda que nuestra colección de camisetas, de existir, daría para un desfile. Habría que pensar en recopilarlas, al menos. Si es que todo tengo que "pensarlo" yo. Gensanta.
ResponderEliminar