A veces me sé imposible de avanzar sin que se me escapen lágrimas. Aumenta el número de aquell#s que se van yendo de manera definitiva, inevitable. Y así cualquier cosa me eriza la piel, me entristece y me deja los ojos enrojecidos. Es por dentro por dónde duele. Mucho más. Son microsoledades, reproches por lo que nunca se ha dicho, recuerdos que regresan y apenas hoy sabías que alguna vez sucedieron.
Estoy dolida contigo, porque te fuiste sin darme tiempo. Y contigo también. Y no digamos contigo, que escogiste el sur sin avisar y ahi sigues, aunque ignore de qué forma.
Incertezas inquietantes que no acaban porque serán infinitas, tanto como vaya a serlo yo, porque pienso llevarlas conmigo...
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