Languideces y también en plural, cuando terminas con eses cada una de tus frases, en algún lugar gélido y alejado en el que estás decidiéndote, jugando a las reinvenciones, en esta mitad de trayecto, en esta vida a medias.
Adiviné tu risa anoche, entre filas de multitudes que tosían este frío punzante, esa que guardas para las carcajadas y que repartes sin cerrar la boca. Nos recordé al teléfono, de manera tan esporádica que nos excepcionábamos, resisitiendo en serio solo unas frases breves y de cortesía que pedían permiso para no interrumpir, no queriendo interferir, con la esperanza de haber acertado el momento. Luego venía ya una excitación extraña, los nervios y con ellos la risa.
Pensándolo bien, aún estando nerviosa, es difícil que las bromas se compartan tan fácil y se ría por razones idénticas con una risa tan liberadora, que vacía tensiones y las cosas que preocupan.
Me gusta descubrir estas complicidades, aunque ahora langidezcamos porque es invierno o por cualquier otra cosa...
Jo...sparkling, con los lunes. Con estos lunes de invierno... Habrá que vestirlos con sedas chinas y cortinones venecianos. Darles vidilla.
ResponderEliminarUn beso. De casi martes.
Los lunes y más estos tan fríos...buff
ResponderEliminarBesos
Y eso que la entrada pretendía ser una oda a las viejas amigas con las que el contacto se hace cada vez más esporádico... Qué mal me expreso a veces... :(
ResponderEliminar