Aquí se viene a jugar con las palabras. A vaciar nostalgias. A comprender miradas y silencios. A compartir sin disfraces. Con seudónimo pero el alma verdadera...

martes, 25 de diciembre de 2012

Y me han mirado con cara rara...

A veces se olvidan sensaciones: esperar una llamada y comprobar compulsivamente que la línea funciona; chequear una y mil veces seguidas que la cuenta de correo sigue vacía y que no han llegado las noticias o las respuestas porque hace solo dos minutos que mandaste el último mensaje; la primera cita y quién se atrevió primero a pedir el número de teléfono; esperar una voz que no se conoce, un acento especial, un timbre algo nervioso y una conversación cuasi vacía; estar pendiente del reloj, del calendario, de la cuenta atrás, para acercarte a ese café, a un encuentro, a una larga charla, un fin de semana. Y vuelan mariposas y te pones nerviosa y te tiemblan las manos y la voz y el pulso, se seca la boca y se incrementa la sensación de ridículo.
 
A veces una piensa que todo eso ya no va a volver. El tiempo es implacable y los estragos aparecen de improviso, cuando parecía todo tan tranquilo. De pronto eres una persona diferente, que nunca fuiste; y hay líneas de expresión, colores de cabello, hay que alejar el objeto a observar o que leer y para conseguirlo los brazos se extienden hasta doler; desaparece el fondo físico y la musculatura que alguna vez estuvo; adolescentes que te repasan y te dan mil vueltas, hiperventilas mientras intentas aguantar con alguna dignidad bajo un sol de justicia y una temperatura de playa, a pesar de ser diciembre, qué diciembre tan cálido. Pero es inútil. Es la edad invisible, la de la autoestima desaparecida, el pensar en mantenerse a flote sin grandes cambio y, por supuesto, sin mariposas a mil kilómetros a la redonda, como con órden de alejamiento.
 
Es una época triste, para qué negarlo. Como la de la Navidad. Época de miedos y de nostalgias por lo que aún no se ha perdido pero que sin duda tiene fecha de caducidad.
 
Una observa a su alrededor, como en modo panorámico, en silencio. Y el resultado es una confusión y mucha nostalgia porque se comparte lo evidente con aquellos que deben ser y mientras tanto hay quienes se quedan por el camino. Y no decir de la nostalgia de no estar dónde se quiere en compañía de aquell#s a los que sin dudas prefieres.
 
Es una época triste, de noches largas e insomnes, de planes sin grandes metas y con desconciertos y un poco de miedo, que yo el ritmo del 2012 no creo que pueda aguantarlo dignamente... El día que dejéis de necesitarme me iré a vivir fuera de aqui...

2 comentarios:

  1. Quiero creer que van a volver...me ha parecido muy acertada tu expresión...en mi caso también parece que las mariposas tienen orden de alejamiento...

    Un abrazo

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    1. Gracias, chris. Me gustaria decirte quw nunca hay que desesperar, que hay que ser paciente... Felices fiestas!!!

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No serás de l#s que creen que intimido y por eso no comentan nunca, ¿verdad? :) ¡¡Venga!! ¡¡Anímate!!

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Si. Claro. Cómo si fuera tan fácil hacer una definición completa y, además, ecuánime de una misma a estas alturas de la vida... Creo que, por lo menos, necesitaría un fin de semana. ¿Hace? ¿Si? :)

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